La estrella más extraña de la galaxia y por qué científicos hablan de una “megaestructura extraterrestre”

Se la ha llamado “la estrella más misteriosa de la galaxia”. Está a más de 1.200 años luz de distancia en la constelación Cygnus (El Cisne), y parpadea y se oscurece una manera nunca vista antes.

Su luz sigue un patrón irregular que sugiere que algo intermitente la bloquea.

Este extraño comportamiento, del cual se informó por primera vez en 2015, no se ha visto en ninguna otra estrella y desconcierta a los científicos.

Los investigadores han propuesto varias explicaciones, desde agujeros negros hasta enjambres de cometas y nubes interestelares, pero todavía no hay una respuesta concluyente.

Y una hipótesis en particular ha dejado a muchos boquiabiertos: extraterrestres.

Sí, extraterrestres

Tal vez, dicen los investigadores, una civilización alienígena avanzada construyó una enorme estructura que rodea laestrella; una gran central eléctrica que aprovecha la energía del astro.

De ser cierto, tal megaestructura extraterrestre sería el mayor descubrimiento de la historia.

Y si hacemos caso a algunos titulares del año pasado, podríamos pensar que la prueba es inminente.

Por supuesto, una gran parte está sobrevalorada y, para ser sinceros, no hay científicos que digan que este cuerpo celeste llamado KIC 8462852 es la evidencia de que ET existe.

Pero los científicos todavía no han podido eliminar esa hipótesis; sigue siendo una posibilidad.

“Incluso a quienes les disgusta la idea de que haya alienígenas tienen que admitir que este es un gran misterio”, dice Jason Wright, astrónomo en la Universidad Estatal de Pensilvania, en Estados Unidos.

Predicciones específicas

Esta no es la primera vez en que los astrónomos evocan a los extraterrestres para explicar algún fenómeno extraño que ocurre en el espacio.

Pero, a diferencia de muchas otras falsas alarmas, esta teoría viene antecedida por predicciones específicas.

En su novela de ciencia ficción “Star Maker” (1937), Olaf Stapledon dijo que una civilización avanzada sedienta de energía podría extraerla de esa estrella. Para hacerlo, tendrían que construir una estructura que la rodeara.

Inspirado en su idea, el físico Freeman Dyson dijo en 1960 que la búsqueda de vida inteligente debería centrarse en esas construcciones, las cuales ahora se llaman esferas de Dyson.

En 2005, un astrónomo llamado Luc Arnold sugirió que una estructura de ese tipo también podría usarse para crear una señal que anunciara la existencia de una civilización alienígena, como si se tratara de un código Morse.

Para detectarlo se necesitaría un telescopio especial que hoy ya existe: el telescopio Kepler.

Parpadeo y bloqueo

Durante años, la astrónoma Tabetha Boyajian, ahora en la Universidad Estatal de Luisiana, EE.UU., y sus colegas estudiaron esta estrella, que se conoce hoy día como estrella de Boyajian o estrella de Tabby.

Un grupo de científicos descubrió parpadeos en su luz que les llamaron la atención. Y uno de ellos indicaba que algo expansivo la estaba bloqueando.

Nadie sabía por qué.

“Para un científico, esto es emocionante, porque es nuevo”, dice Boyajian. “Pero también es frustrante”.

Pero cuando Boyajian le mostró a Wright los datos, él se dio cuenta de que los destellos eran coherentes con la existencia de una megaestructura alienígena.

Los resplandores en sí no eran tan raros. Kepler y otros telescopios han observado muchas estrellas con ese tipo de luz.

Lo extraño sobre esta en particular era que es una estrella de mediana edad.

Los astrónomos esperaban que algo la estuviera bloqueando, como un anillo de polvo estelar. Pero no detectaron radiación infrarroja, lo cual sugirió que no lo había.

Entonces, en enero de 2016 la estrella comenzó a comportarse de forma todavía más extraña.

Perdiendo fuerza

El astrónomo Bradley Schaefer descubiró que parecía haberse oscurecido en un 15% en el último siglo. Y eso la hacía más difícil de explicar.

La hipótesis de la megaestructura podía explicar el oscurecimiento.

Wright dice que si la estructura tiene muchos objetos, como paneles solares que orbitan a diferentes distancias y velocidades, podrían causar ese efecto con el paso de los años o de las décadas.

Pero una teoría más reciente ha ganado popularidad entre algunos astrónomos: tal vez la estrella está devorando un planeta.

En esta situación, un planeta la habría orbitado alguna vez. Y al colapsar con ella la temperatura subió y la estrella se iluminó.

Después de un tiempo, la energía se disipó y la estrella comenzó a regresar a su brillo habitual. Y es ese oscurecimiento gradual lo que los científicos detectaron.

Esta idea es prometedora porque lo explicaría todo. Pero también indica que esas colisiones planetarias son más comunes de lo que se había pensado hasta ahora.

Buscando la evidencia

Pero los astrónomos no percibieron este “comportamiento” en tiempo real.

Por eso Boyaijan y sus colegas lo están investigando en la Red Global de Telescopios del Observatorio Las Cumbres, desde donde monitorean la estrella.

Cuando detectan un parpadeo, dirigen sus telescopios hacia ella y lo analizan con detalle.

Los astrónomos también esperan los resultados de la misión de la sonda europea Gaia que mide distancias de los mil millones de estrellas más cercanas.

Y si Gaia puede señalar la distancia exacta a la estrella de Boyajian, podrán comprender del todo su resplandor.

Al compararla con el brillo de otras estrellas pueden determinar si el deslucimiento se debe al choque con un planeta.

Pero los datos no estarán listos hasta, al menos, 2019.

Los alienígenas: el “último recurso”

Observaciones futuras permitirán dar respuesta a más preguntas.

Por ejemplo, una teoría dice que hay una gran nube de polvo y gas flotando en algún lugar entre la Tierra y la estrella de Boyajian.

Pero ¿qué hay de los extraterrestres?

En principio, esa hipótesis sigue sobre la mesa. Dejando a un lado la cobertura mediática sensacionalista, la teoría de la megaestructura sigue teniendo sentido a nivel científico.

Al menos, dice Wright, les ha dado a los astrónomos motivos para apuntar allí sus telescopios en la búsqueda de señales extraterrestres.

En enero de 2017 Wright, Boyajian y Andrew Siemon, de la Universidad de California, EE.UU., usaron el telescopio Green Bank en Estados Unidos para hacer una búsqueda más exhaustiva. Ahora están analizando los datos.

Para otros, como Metzger, quien propuso la hipótesis de la colisión planetaria, la idea de vida alienígena llama la atención y tal vez algo de burla, para una estrella que de otra forma sería ignorada.
“Me angustiaba un poco que la idea de la megaestructura alienígena fuera considerada una explicación plausible”, dice Metzger.

La mayoría de los científicos, incluido Wright, estarían de acuerdo en que es un último recurso.

Pero incluso aunque la respuesta no tenga que ver con los alienígenas, asegura, sigue revelando ideas inesperadas e importantes sobre el universo, ya se trate de colisiones planetarias, globos de gas o algo más.

“El hecho de que lo hemos estudiado mucho tiempo y no podemos explicarlo es interesante”, dice Eric Mamajek, un astrónomo de la NASA. “Vamos a aprender de ello, sea lo que sea”.
Resolver este misterio probablemente lleve algunos años más, dice Mamajek.

La respuesta podría ser singular y única, o tal vez algo más básico.

En el futuro cercano habrá instrumentos más potentes para monitorear el cielo que, potencialmente, permitirán descubrir nuevos objetos.

En el pasado, el descubrimiento de un objeto extraño solía anunciar toda una serie de nuevos fenómenos. Así que, si tenemos en cuenta la historia, la estrella de Boyajian puede que sólo sea el principio.

Fuente: BBC