La escultura china más antigua mide tan solo un centímetro

Los investigadores creen que esta figura de 13.500 años podría convertirse en un icono del arte simbólico asiático

A primera vista, no parece otra cosa que un trozo minúsculo de hueso carbonizado. Sin embargo, cuando se presta atención, se observa un pájaro cantor de poco más de un centímetro y de 13.500 años que podría convertirse en un icono del arte chino. Francesco D’Errico, uno de los autores del estudio reciente publicado en PLOS ONE e investigador de la Universidad de Bordeaux (Francia), está convencido de ello.

Los arqueólogos pusieron el objeto diminuto bajo la lupa del microscopio y vieron hasta 68 zonas distintas de trabajo que muestran la voluntad del artista en perfeccionar su obra. “Fue emocionante. Vimos todos los gestos, cómo se quemó para dar el color, cómo fue rascado y tallado. Es fascinante ver cómo se utilizaron varias técnicas en un trozo tan pequeño y, además, es muy poco común que estén tan bien preservadas”, explica D’Errico.

El objeto fue hallado en Lingjing, en la provincia de Henan (China), en un espacio al aire libre y muy húmedo. “Estaba entre los sedimentos de un pozo y se encontró junto con restos de fauna y otros huesos con marcas similares”, detalla el experto italiano.

Este descubrimiento es algo nuevo para China. Los europeos ya cuentan con un registro de arte paleolítico con figuras en tres dimensiones de hace unos 38.000 años. En Alemania, la figura más antigua que se ha encontrado: un caballo de unos cuatro centímetros. Sin embargo, en China, el repertorio es más escaso, no por no tener tradición artística en ese momento, sino por que la cultura neolítica y la edad de Bronce se llevaron toda la atención. “El estudio paleolítico en China es reciente y por eso sigue habiendo muchas cosas por encontrar”, confirma D’Errico. “Es la primera vez que, en ese lugar y en una capa paleolítica de la última glaciación, se encuentran estos elementos”, añade.

Además, lo más sorprendente para los científicos es que el animal está construido para mantenerse de pie. Para ello, el artista tuvo que falsear la realidad y hacer una cola más grande en comparación con la cabeza y así permitir el equilibrio. “Es muy interesante entender la evolución cognitiva de las poblaciones humanas. Nosotros queremos saber desde cuándo el ser humano hace figuras en 3D y para qué”, explica el experto.

La pregunta que se hace el autor es la siguiente: ¿Por qué los seres humanos tan simbólicos tardaron tanto tiempo en ser artistas? Consciente de que no hay una respuesta clara todavía, D’Errico se dirige hacia otra incógnita sobre la escultura: “¿Fue una tradición que nació en Alemania y se fue expandiendo o bien fueron tradiciones independientes con funciones distintas?”.

Por ahora lo único que tiene claro el especialista es que, en Alemania, estos animales diminutos tallados en marfil servían de colgante, mientras que el pajarito no. “No tiene marcas de ello. No se ve ningún agujero hecho con el objetivo de engancharlo. Debió servir para otra cosa”, opina D’Errico. El investigador apuesta por el hecho de que esa escultura en miniatura formaba parte de un todo, en una misma bolsa junto con otros objetos de arte perdidos. “No creo que haya servido de manera aislada para algo”, remata antes de reconocer que todavía no hay certezas de lo que fue, pero sí de la importancia que tiene para la historia del arte china.

Perfección y apertura artística

A Begoña Sanchéz Chillon, conservadora del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC) y experta en pinturas rupestres y arte en la Prehistoria, lo que más le sorprendió de este hallazgo es que se tratase de un pájaro. “Los grupos humanos prehistóricos suelen representar en su arte aquellas cosas que le rodean desde un punto más cotidiano: los animales de su entorno y que les sirven de alimento constituyen la mayoría de las representaciones del arte paleolítico y, a medida que este evoluciona, el egocentrismo le empuja a representarse a sí mismo como centro de todo”, explica.

El pájaro es, según Sánchez, la expresión del deleite, del disfrute y de la sensibilidad. “Este objeto aporta la apertura del hombre hacia un tipo de arte distinto al conocido en Europa, que es más de tipo culinario”, agrega. Para ella, que no tenga ninguna utilidad práctica dice mucho de las sociedades humanas de entonces. “El hecho de que no tenga una función clara indica que el ser humano tenía tiempo de pensar en algo inmaterial, no práctico, como la caza, el cobijo o la defensa de su grupo”, asevera.

Este hallazgo tiene interés para la experta porque completar la historia del ser humano es siempre importante. “El pensamiento y la inspiración artística no fosilizan, así que necesitamos evidencias directas para su conocimiento. El arte rupestre junto con el arte mueble nos enseñan esta faceta artística del hombre que vamos descifrando cada vez más y mejor”, opina. Cuando se le pregunta por el arte paleolítico Sánchez utiliza la palabra “perfección”. “Es la representación de imágenes animales bien coloreados y afinados con ayuda de la propia estructura rocosa que los hace tridimensionales y les da un toque salvaje. Lo que gana al hombre paleolítico es su desarrollo cerebral, que lo hace la única especie capaz de interpretar su cotidianidad como expresión artística”, concluye.

Fuente: elpais.com