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La ciencia lo confirma: la música tiene la capacidad de acelerarnos el corazón

Un nuevo estudio, que ha sido llevado a cabo en Japón, demuestra que ciertos patrones musicales pueden provocar respuestas fisiológicas que van más allá de la emoción

La música ha sido una constante en la historia de la humanidad, desempeñando un papel central en rituales, celebraciones y expresiones personales a lo largo de las épocas y culturas. Su capacidad para evocar emociones profundas, desde la alegría hasta la tristeza, es bien conocida, pero su impacto físico en el cuerpo humano es un área que la ciencia sigue explorando. Durante siglos, se ha hablado de cómo la música puede tocar el alma, pero ¿qué sucede con nuestro cuerpo?

Un reciente estudio, publicado este año en iScience y elaborado por investigadores japoneses de las universidades de Tokio e Hiroshima, ha revelado cómo ciertos cambios en la música pueden provocar respuestas físicas inmediatas, como el aumento del ritmo cardíaco. El equipo analizó cómo variaciones inesperadas en las secuencias de acordes desencadenan reacciones fisiológicas, especialmente en el corazón. Según las conclusiones del estudio, estos cambios inesperados pueden causar una aceleración del pulso, lo que demuestra que la música tiene un poder tangible sobre nuestro cuerpo.

Tatsuya Daikoku, pianista, compositor y profesor asociado de la Universidad de Tokio que ha liderado el estudio, ha comentado en declaraciones recogidas por New Scientist que “cuando suena música, a veces nuestro cuerpo se estremece o sentimos un calor alrededor de nuestro corazón: emociones que son difíciles de articular”. Por ello, sus colegas y él quisieron ir más allá y estudiar a fondo esas reacciones.

Trabajaron con 527 voluntarios, a los cuales pusieron 92 segmentos musicales que ellos mismos habían creado, cada uno con secuencias de cuatro acordes, que representaban en cada caso uno de ocho tipos de combinaciones que podían transmitir emociones de sorpresa o incertidumbre en diferentes grados. Mientras los voluntarios escuchaban esa música, los investigadores permanecían atentos a sus reacciones fisiológicas, y les pedían que indicasen las partes de su cuerpo en las que sentían una respuesta física.

Observaron que las reacciones más fuertes solían llegar con el cuarto acorde: si se ajustaba a un patrón predecible, los oyentes lo sentían en su abdomen, con emociones como calma, alivio o satisfacción. Pero si ese cuarto acorde resultaba inesperado para ellos, sentían algo alrededor del corazón y su ritmo cardíaco experimentaba un cambio perceptible. En ese sentido, el estudio también descubrió que los momentos de mayor sorpresa en la música tienden a coincidir con picos en la actividad fisiológica.

El papel de la musicoterapia

Estos hallazgos refuerzan el papel de la musicoterapia, un campo en el que la música se utiliza deliberadamente para generar respuestas emocionales y físicas que promuevan la salud y el bienestar. La musicoterapia se basa en la idea de que la música puede modular las emociones, reducir el estrés y mejorar el estado de ánimo, algo que este estudio respalda con datos fisiológicos concretos. Ahora, más que nunca, la ciencia está validando lo que los terapeutas han sabido durante décadas: la música es una herramienta con mucho poder en las personas.

En un contexto social en el que la gestión del estrés y la ansiedad se ha vuelto crucial, la musicoterapia emerge como una opción muy valiosa. La capacidad de la música para afectar directamente a nuestro cuerpo, como demuestra este estudio, subraya su potencial terapéutico. Los profesionales de la salud pueden utilizar estos conocimientos para diseñar tratamientos que no solo trabajen a nivel emocional, sino que también logren un impacto físico tangible en los pacientes.

Fuente: elconfidencial.com