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La ciencia ha descubierto por qué este olor te hace mucho más atractivo para los mosquitos

El qué hace más atractivo a ciertas personas para ser atacadas con mayor preferencia por los mosquitos es una cuestión muy importante para abordar, sobre todo al reconocer que estos insectos son importantes vectores, es decir, tras su picadura, son capaces de transmitir agentes infecciosos como ciertos virus y parásitos que generan enfermedades graves en el humano, a saber, malaria, fiebre amarilla, dengue, zika y chikunguña.

Hasta ahora se ha distinguido que factores como la temperatura corporal, la cantidad de dióxido de carbono que emitimos al exhalar e incluso el grupo sanguíneo, son factores importantes que determinan la mayor predisposición de una persona a ser atacado por un mosquito.

Asimismo, se había sugerido que el olor corporal puede ser una variable de importancia y un grupo de investigadores acaba de comprobar este hecho con un estudio experimental muy interesante. El reporte se publicó recientemente en la revista Cell y te platicamos los detalles a continuación.

Con los hallazgos del estudio, se determinó específicamente que algunos virus pueden alterar el olor corporal de los individuos para que sean mucho más atractivo para los mosquitos, lo que a su vez induce que tales virus tengan mayor propagación en la población.

Para distinguir este hecho los investigadores se propusieron evaluar cómo los virus del dengue y zika cambian el olor de ratones de experimentación, determinar si eso predice una significativa predisposición a la picadura de mosquitos y si existe alguna forma de prevenir dichos cambios.

Así, se infectaron a un grupo de ratones con uno u otro virus, se colocaron a estos y a ratones sanos por separado, posteriormente, se envió su olor hacía una cámara llena de mosquitos que estaba conectada a ambos recintos. Al realizar esto, se observó que más mosquitos prefirieron volar hacía los ratones infectados, específicamente, alrededor de un 70%.

Para comprobar que otro tipo de variables no estaba afectando el experimento, se dispuso de un filtro para evitar que el aroma llegará a los mosquitos, al hacerlo, determinaron que estos volaban a uno u otro recinto de manera comparable. Esto sugirió a los investigadores que, en efecto, había algo en el olor de los ratones infectados que los volvía más apetecibles.

Para desentrañar esto realizaron un análisis de los compuestos volátiles emitidos por el olor de los ratones infectados, de los cuales se destacó uno, la acetofenona. Cuando se aplicó este compuesto a ratones sanos y manos de voluntarios humanos, los mosquitos tuvieron una preferencia significativa de estos frente a los control.

Después, establecieron que los ratones infectados con zika o dengue producían diez veces más acetofenona que ratones sano, este hecho se comprobó con humanos al demostrar que el olor desprendido de las axilas de pacientes con dengue contenía más acetofenona en comparación con humanos sanos.

De esta manera, determinaron que estos virus eran capaces de propiciar un aumento en la cantidad de acetofenona que se produce en las personas, lo que a su vez los hace más atractivos para las picaduras de mosquitos, pero ¿Cómo es esto posible?

Pues bien, según se determinó en el estudio, esto se debe a una alteración en el microbioma de la piel. Naturalmente en nuestra piel crecen bacterias productoras de acetofenona, cuya población se controla mediante una proteína que se sintetiza en la piel, denominada RELMα.

Sorprendentemente, se observó que los ratones infectados tenían niveles reducidos de esta proteína y, en consecuencia, mayor número de bacterias productoras de acetofenona. Lo que sugiere que estos virus han utilizado la supresión de RELMα como un método que les permite propagarse de mejor manera, al inducir un aumento del compuesto atractivo para los mosquitos, la acetofenona.

Finalmente, no todo está perdido, ya que también se determinó que proveer a los ratones infectados de vitamina A, que se sabe aumenta la producción de RELMα, permitió reducir la cantidad de acetofenona y disminuir el atractivo por los mosquitos, lo que podría ser una gran alternativa para evaluar en humanos en investigaciones posteriores.

Fuente: ensedeciencia.com