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Insectos de récord: científicos españoles descubren unas mariposas que atraviesan el Atlántico haciendo 4.200 kilómetros

La pista clave ha sido el polen en sus alas

Ocurrió en Octubre de 2013. El investigador del Instituto Botánico de Barcelona del CSIC Gerard Talavera encontró e identificó varias mariposas en unas playas de la Guyana Francesa, en Sudamérica. Eran “vanesas de los cardos”, su nombre científico es “Vanessa cardui”. Son una especie de lepidóptero de la familia Nymphalidae, son migratorias pero no se habían documentado en esa zona del planeta. Talavera pensó que eran “observaciones completamente inusuales”. Este encuentro casual le hizo preguntarse ¿De dónde vienen?

Ahora, un equipo internacional encabezado por científicos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas ha documentado cómo estas mariposas estaban allí porque habían hecho “un vuelo transoceánico de más de 4.200 km que duró entre cinco y ocho días y que fue posible gracias a los vientos alisios”.

El estudio lo ha publicado la revista Nature Communications y lo llamativo es cómo han llegado a esta conclusión tras el esfuerzo científico de investigadores del Instituto Botánico de Barcelona (IBB), del Consorci Museu Ciències Naturals de Barcelona y también del Instituto Botánico W. Szafer (Polonia), de la Universidad de Ottawa (Canadá), del Instituto de Biología Evolutiva (IBE, CSIC-Universitat Pompeu Fabra) y de la Universidad de Harvard (Estados Unidos).

¿Cómo se puede saber de donde vienen?

Primero, mediante el análisis de trayectorias de vientos. Los investigadores observaron “un patrón sostenido de direccionalidad desde el oeste de África”, lo que abría la posibilidad de que hubieran cruzado el Atlántico.

Después estudiando la diversidad genética de las mariposas. Para ello hubo que reunir muestras de poblaciones de todos los continentes. Así supieron que los ejemplares observados en América del Sur estaban relacionados con poblaciones en Europa y África.

Luego analizaron el ADN del polen que las mariposas transportaban en sus cuerpos. Y esta fue la clave: identificaron dos especies de plantas que únicamente se encuentran en África tropical, demostrando así que las mariposas visitaron flores en esa región.

Por último, el equipo analizó los isótopos estables de hidrógeno y estroncio a partir de las alas de las mariposas. El estudio explica que “las alas preservan señales isotópicas propias del lugar donde se criaron en su fase larvaria, lo que permite inferir su origen natal”.

Con todos estos datos determinaron que su origen estaba, muy probablemente, en países del oeste de Europa como Francia, Irlanda, Reino Unido o Portugal.

Clément Bataille, profesor de la Universidad de Ottawa en Canadá y coautor del artículo explica que “las mariposas llegaron a Sudamérica desde el oeste de África, volando como mínimo 4200 km sobre el Atlántico. Pero su viaje pudo ser todavía más largo, iniciándose en Europa y pasando por tres continentes, lo que supone una migración de 7000 km o más. Esto es un hito extraordinario para un insecto tan pequeño”.

Roger Vila, investigador del Instituto de Biología Evolutiva (CSIC-Universitat Pompeu Fabra) y coautor del estudio dice que “solemos ver las mariposas como símbolo de la fragilidad de la belleza, pero la ciencia nos demuestra que pueden realizar hazañas increíbles”.

El viaje

Los investigadores han modelado el coste energético del viaje y calculan que el vuelo a través del océano, sin parada alguna, duró entre 5 y 8 días. Explican que la mariposa pudo hacerlo gracias a las corrientes de vientos favorables que genera la capa de aire sahariana. Es una “autopista aérea de dispersión”.

El estudio explica que “usaron una estrategia que alternaba el mínimo esfuerzo para no caer al mar ayudadas por los vientos ascendentes, y el vuelo activo, que requiere mayor consumo energético”. Sin viento, calculan, las mariposas “podrían haber volado un máximo de 780 km hasta consumir toda su grasa y, por tanto, su energía”, comenta Eric Toro-Delgado, uno de los autores del artículo.

Este hallazgo señala que pueden existir corredores aéreos naturales que conectan continentes y que podrían estar facilitando la dispersión de especies a una escala mucho mayor de lo que se había imaginado. “Este descubrimiento abre nuevas perspectivas sobre las capacidades de los insectos para dispersarse a largas distancias”, ha explicado Gerard Talavera, líder del estudio.

Fuente: larepublica.pe

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