Insecticida creado por los nazis podría ser la clave para erradicar la malaria
¿Qué habría sucedido si, después de que los aliados ganaron la Segunda Guerra Mundial, los funcionarios de salud mundial hubieran empleado una versión nazi del DDT contra los mosquitos que transmiten la malaria? ¿Podría esa enfermedad, que aún infecta a más de 200 millones de personas al año y mata a 400.000, haber sido erradicada?
Esa es una de las cavilaciones de los químicos en la Universidad de Nueva York (NYU) que se toparon con un insecticida desarrollado por científicos alemanes durante la Segunda Guerra Mundial. Se convirtió en un misterio histórico de la ciencia.
En reportes examinados por Michael D. Ward, profesor de química en NYU, y sus colegas, los científicos alemanes afirmaban que su insecticida, ahora llamado DFDT, era más efectivo que el DDT. Los funcionarios aliados descartaron eso, particularmente en vista del deplorable comportamiento durante la guerra de Hoechst, el fabricante químico alemán que desarrolló el insecticida. La compañía había obligado a gente a trabajar en sus fábricas y realizó pruebas con drogas en prisioneros. El insecticida quedó en el olvido.
Ahora, la labor de los científicos parece corroborar las afirmaciones de los alemanes. El compuesto mató mosquitos en tan sólo una cuarta parte del tiempo que el DDT.
El DDT fue rociado en abundancia después de la Segunda Guerra Mundial hasta la década de los 60, cuando surgieron preocupaciones ambientales. Aunque muchos países lo prohibieron en los 70, algunos aún lo emplean. En 2006, la Organización Mundial de la Salud aprobó el uso de DDT como parte de los esfuerzos para controlar la malaria, principalmente para rociar paredes interiores, que involucra cantidades menores de las empleadas por los agricultores en el pasado.
Es posible que el DFDT, que es más letal, pudiera usarse en dosis aún más pequeñas y tal vez menos peligrosas. Una nueva opción permitiría que los funcionarios de salud pública rotaran el uso de insecticidas y así evitar que los mosquitos desarrollen resistencia al DDT.
Un esfuerzo agresivo de la Organización Mundial de la Salud para erradicar la malaria en 1955 tuvo éxito en algunas partes del mundo, pero muchos mosquitos desarrollaron resistencia —era más probable que los sobrevivientes tuvieran un rasgo genético que los protegía del veneno, que transmitían a sus descendientes. La enfermedad resurgió con fuerza.
En 1962, el libro “Primavera silenciosa” de Rachel Carson documentó la devastación ecológica causada por el uso indiscriminado de insecticidas. Las moléculas de DDT perduran durante décadas y se acumulan en animales que se encuentran más arriba en la cadena alimenticia.
Jingxiang Yang, un investigador de posdoctorado en NYU, empezó a cultivar cristales de DDT y no sólo encontró los cristales esperados, sino también patrones más caóticos y revueltos.
“Había algunos organizados y algunos de locura”, dijo Bart Kahr, colega de Ward. “Eso otro resultó ser una disposición diferente de las moléculas en el cristal. Esa forma no era conocida por la ciencia.
“Como tenemos dos formas, era natural preguntarse: ¿cuál de ellas era el asesino histórico de insectos?”, dijo Kahr. Resultó que la forma caótica es más mortífera. Al revisar datos sobre el DDT, los químicos de NYU encontraron menciones del DFDT.
En los experimentos de NYU, el DFDT mató a la mitad de los mosquitos expuestos en una media hora, en comparación con el par de horas para el DDT. Los expertos en el uso de insecticidas son escépticos respecto a si es posible que el DFDT sea una solución a la malaria, señalando las similitudes de su estructura química con la del DDT.
Los científicos de NYU planean probar el DFDT en mosquitos resistentes al DDT: si el DFDT puede matarlos, podría ser una importante herramienta nueva —la resistencia al insecticida puede minimizarse al cambiar periódicamente a un insecticida diferente. Y las cantidades necesarias para combatir la malaria son pequeñas.
“¿Qué hubiera sucedido si no se hubiera olvidado este compuesto?”, dijo Kahr. ¿Cómo sería el mundo?”.
Fuente: clarín.com