Un equipo internacional de investigadores ha descubierto el lugar del cerebro donde se generan los pensamientos suicidas.
Según la Organización Mundial de la Salud, cada año alrededor de 800.000 personas se quitan la vida en todo el mundo y muchas más intentan hacerlo.
Añade que el suicidio se puede producir a cualquier edad, y que en 2016 fue la segunda causa principal de defunción en el grupo etario de 15 a 29 años en todo el mundo.
Los adolescentes son especialmente vulnerables ante este riesgo: mueren más jóvenes por suicidio que, en conjunto, por cáncer, enfermedades cardíacas, SIDA, defectos de nacimiento, derrame cerebral, neumonía, influenza y enfermedad pulmonar crónica.
Y el dato más preocupante: hasta uno de cada tres adolescentes piensa en acabar con su vida y uno de cada tres intentará suicidarse.
12.000 personas analizadas
La nueva investigación ha identificado las redes neuronales que intervienen para aumentar el riesgo de que una persona piense o incluso que intente quitarse la vida. Los resultados se publican en la revista Molecular Psychiatry.
El equipo de investigadores revisó veinte años de literatura científica relacionada con estudios de imágenes cerebrales de pensamientos y comportamientos suicidas.
En total, analizaron 131 estudios, que cubrieron a más de 12,000 individuos, observando las alteraciones en la estructura y función del cerebro que podrían aumentar el riesgo de suicidio de una persona.
Combinando los resultados de todos los estudios de imágenes cerebrales disponibles, los investigadores buscaron evidencias de alteraciones estructurales, funcionales y moleculares en el cerebro que pudieran aumentar el riesgo de suicidio.
Dos redes neuronales
Fue así como identificaron dos redes neuronales, y las conexiones entre ellas, que parecen jugar un papel importante en los pensamientos y decisiones suicidas.
La primera red neuronal involucra a la corteza prefrontal ventromedial, que incluye a las cortezas prefrontal medial y ventral, y sus conexiones con otras regiones del cerebro involucradas en la emoción.
La corteza prefrontal ventromedial es una extensa zona cerebral que influye en los circuitos neuronales encargados de responder a los eventos negativos.
Los investigadores pudieron apreciar que las alteraciones en esta red pueden conducir a pensamientos negativos excesivos y a dificultades para regular las emociones, estimulando los pensamientos de suicidio.
La segunda red neuronal involucra regiones conocidas como la corteza dorsolateral prefrontal y el giro frontal inferior.
Redes alteradas
La corteza dorsolateral prefrontal, si decae en su actividad, se cree que promueve el pensamiento ilógico, denominado así por contener contradicciones y conducir a conclusiones erróneas. Se manifiesta en personas sin trastornos mentales, pero que están en situaciones de fatiga.
El giro frontal anterior acoge la así llamada Área de Broca, involucrada en el procesamiento del lenguaje y la producción del habla.
Según la nueva investigación, las alteraciones en esta segunda red neuronal pueden influir en el intento de suicidio, en parte, debido a su papel en la toma de decisiones, la generación de soluciones alternativas a los problemas y el control del comportamiento.
Los investigadores añaden que, si ambas redes se alteran en términos de su estructura, función o bioquímica, podrían conducir a situaciones en las que un individuo piensa negativamente sobre el futuro y no puede controlar sus pensamientos.
En consecuencia, cualquier alteración en ambas redes podría conducir a situaciones en las que un individuo está en mayor riesgo de suicidarse.
Nuevas formas de prevención
Según una de las investigadoras, Hilary Blumberg, esta investigación contribuirá a descubrir nuevas formas de reducir el riesgo de suicidio.
“Las diferencias en los circuitos cerebrales que convergen en los numerosos estudios proporcionan objetivos importantes para la generación de estrategias de prevención del suicidio más efectivas”, señala Blumberg en un comunicado.
Sin embargo, los investigadores también aclaran que existe una necesidad urgente de más investigación para comprobar si el modelo propuesto se relaciona con futuros intentos de suicidio.
También será necesario comprobar que una terapia basada en este descubrimiento puede cambiar la estructura o función de estas redes neuronales y reducir, tal vez, el riesgo de suicidio.
Fuente: tendencias21.net