Evidencia fósil insólita de un lagarto extinto con cuatro ojos

Un estudio ha obtenido pruebas de una especie extinta de lagarto monitor con cuatro ojos, primero entre los vertebrados con mandíbulas conocidos. Hoy, solo las lampreas sin mandíbula poseen cuatro ojos.

Los ojos tercero y cuarto se refieren a órganos pineales y parapineales, estructuras fotosensoriales oculares en la parte superior de la cabeza que desempeñan papeles clave en la orientación y en ciclos circadianos y anuales. Los nuevos hallazgos ayudan a dilucidar la historia evolutiva de estas estructuras entre los vertebrados. El órgano pineal fotosensible se encuentra en varios vertebrados inferiores, como peces y ranas, explican los investigadores. A menudo se lo conoce como el “tercer ojo” y estaba muy extendido en los vertebrados primitivos.

“Por un lado, existía la idea de que el tercer ojo simplemente se redujo de forma independiente en muchos grupos de vertebrados diferentes, como mamíferos y aves, y solo se conserva en lagartos de vertebrados que habitan en tierra”, dice la investigadora Krister Smith, del Instituto de Investigación Senckenberg, en Alemania. “Por otro lado, existía la idea de que el tercer ojo de los lagartos se desarrollaba a partir de un órgano diferente, llamado parapineal, que está bien desarrollado en lampreas. Estas dos ideas en realidad no se correspondían”, añade.

Según la investigadora, cuyo estudio se publica en Current Biology, al descubrir un lagarto de cuatro ojos en el que los órganos pineales y parapinosos formaban un ojo en la parte superior de la cabeza, pudimos confirmar que el tercer ojo del lagarto realmente es diferente del tercer ojo de otros vertebrados con mandíbula”, señala Smith, quien junto a sus colegas tuvo la idea de que los lagartos fosilizados podrían tener un cuarto ojo después de que otros expertos llegaron a conclusiones contradictorias sobre dónde se encontraba el tercer ojo del lagarto.

Permiten habilidades extraordinarias

Smith cuenta que la primera pregunta para explorar la idea “absurda” de un lagarto con cuatro ojos fue: ¿esta característica inusual ocurre en más de un individuo de la misma edad? Se volcaron en especímenes de museo recogidos hace casi 150 años en Grizzly Buttes como parte de la Expedición de la Universidad de Yale en la cuenca de Bridger, Wyoming, Estados Unidos. Y resultó que la respuesta a su pregunta fue sí. Las tomografías demostraron que dos individuos diferentes tenían espacios en los que habría estado un cuarto ojo, lo cual, dice Smith, “verdaderamente, no esperaba”.

Su evidencia confirma que las glándulas pineal y parapineal no eran un par de órganos en la forma en que lo son los ojos de vertebrados. También sugieren que el tercer ojo de los lagartos evolucionó independientemente del tercer ojo en otros grupos de vertebrados.

Smith dice que, aunque no hay “nada místico” sobre los órganos pineal y parapineal, sí permiten habilidades extraordinarias. Por ejemplo, posibilitan a algunos vertebrados inferiores detectar la polarización de la luz y usar esa información para orientarse geográficamente. Los científicos aún tienen mucho que aprender sobre la evolución de estos órganos y sus funciones en animales vivos.

Los nuevos hallazgos son un recordatorio del valor oculto dentro de los fósiles dejados en los museos durante más de un siglo. “Los fósiles que estudiamos fueron recolectados en 1871, y son bastante chapuceros, están realmente golpeados –asegura Smith–. Aunque se podría pensar al mirarlos que deben ser inútiles, nuestro trabajo muestra que incluso los fósiles pequeños y fragmentarios pueden ser enormemente útiles”, concluye.

Fuente: Europa Press