Estudio confirma que los perros pueden llorar de emoción al reencontrarse con sus dueños

Expertos señalan que las lágrimas no son de tristeza, sino una respuesta emocional que refuerza el vínculo entre perros y humanos

Un estudio científico reveló que los perros pueden llorar de emoción al reencontrarse con sus dueños. Este comportamiento, antes asociado solo a los humanos, demuestra la profundidad del vínculo afectivo entre las mascotas y sus cuidadores.

La investigación, publicada en la revista Current Biology, analizó las reacciones fisiológicas de las mascotas durante estos momentos de reencuentro. Los resultados confirmaron que los perros experimentan una intensa descarga emocional al ver a sus dueños después de un periodo de separación. Este fenómeno refleja no solo alegría, sino también la necesidad de reafirmar la conexión con quienes consideran parte de su familia.

El estudio determinó que durante el reencuentro, los perros producen una mayor cantidad de oxitocina, conocida como la “hormona del amor”. Esta hormona está relacionada con el apego y la confianza. La liberación de oxitocina activa la producción de lágrimas, no como señal de tristeza, sino como respuesta fisiológica ante la emoción de volver a estar con su dueño.

Los perros perciben la ausencia de sus cuidadores de manera más intensa que los humanos. Lo que para una persona puede ser solo unas horas, para ellos se siente como un abandono prolongado. Por eso, cuando su dueño regresa, la alegría y el alivio que experimentan se manifiestan físicamente a través de las lágrimas.

Las maneras en que los perros expresan alegría

Los perros expresan su alegría de múltiples formas, aunque no siempre son fáciles de interpretar. Las señales más comunes son el movimiento de cola, que indica emoción y bienestar; movimientos corporales circulares, como girar sobre sí mismos o dar vueltas mostrando entusiasmo; orejas relajadas, que indican comodidad; y ladridos agudos, sonidos cortos y alegres que expresan emoción.

También demuestran felicidad mediante el contacto visual sostenido, mirar fijamente a su dueño como forma de conexión; traer juguetes para compartir sus objetos favoritos como gesto de afecto; tirarse panza arriba, postura que muestra confianza y sumisión feliz; y lamer la cara de su dueño, acto de cariño y reconocimiento.

Estas conductas sociales no solo reflejan alegría, sino que refuerzan el vínculo entre el perro y su dueño. Comprender este lenguaje facilita la convivencia y asegura que las mascotas se sientan seguras y felices en el hogar. La expresión física de sus emociones demuestra cuánto valoran la presencia de sus cuidadores y cómo celebran cada reencuentro.

Fuente: elperfil.pe

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