Esta mujer de la Edad Media ‘dio a luz’ dentro del ataúd
En una reducida tumba al medio del pueblo medieval de Imola, en Italia, una mujer de aproximadamente 1.300 años yace muerta con un agujero en el cráneo y un feto entre sus piernas. El feto, hoy no más que una colección de menudos huesos bajo la pelvis esquelética de la mujer, habría sido producto de un parto en la misma tumba, en un fenómeno llamado coffin birth o extrusión fetal post mortem. El mismo, un caso nunca observado de primera mano, se produce cuando un niño no nacido es forzado por gases internos posiblemente de la putrefacción a salir del útero materno luego de que madre e hijo ya fallecieron. El hallazgo es singular en el ámbito de la arqueología, aunque es aún más rara la marca en el cráneo de la madre.
Arqueólogos de la Universidad de Ferrara y la Universidad de Boloña, Italia, intentaron desenmarañar el misterio de la muerte de esta madre y su hijo en un estudio a publicarse en la edición de mayo del 2018 de World Neurosurgery. De acuerdo a los investigadores, estos restos podrían representar un raro ejemplo de las técnicas primitivas de cirugía cerebral llamada trepanación. El proceso requería de taladrar y ahuecar el cráneo del paciente supuestamente para quitar presión arterial y (en teoría) una serie de males. En este caso, lamentablemente, el alivio no fue suficiente.
La hipótesis del estudio es que la mujer embarazada padeció de eclampsia (aparición de convulsiones en la mujer embarazada incluyendo alta presión sanguínea) y fue tratada con una trepanación frontal para aliviar la presión intracraneal. Pese a la intervención, no sobrevivió, y murió junto al feto en su vientre.
La tumba en cuestión fue descubierta en el 2010 durante una excavación en el pueblo de Imola, al norte de Italia, cerca de Boloña. Los restos fueron hallados junto a otros entierros que los investigadores estimaron pertenecieron al periodo Lombardo, entre el siglo VII y VIII. Los investigadores concluyeron, al ver a la mujer mirando hacia arriba y rodeada de piedras talladas, que esta fue enterrada de forma coordinada y no fue movida ni alterada.
Mujer joven
La madre se hallaba entre sus 20 y 30 años, y parecía estar en la etapa final de la gestación cuando fue enterrada. El sexo del bebe fue imposible de determinar, pero se estima por sus huesos que estaba en su semana número 38 de gestación (una gestación dura un total de 40 semanas). El hoyo en el cráneo del cadáver fue medido en 4.6 milímetros en diámetro, un poco más pequeño que el diámetro de un lápiz. La forma del mismo es exacta y redonda, lo que dice también que no fue resultado de un acto violento o de un solo golpe, reza el trabajo. Pareciera, en contraste, una cicatriz de perforaciones repetitivas directamente al hueso, un sello distintivo de ciertas trepanaciones.
Por las señales de cicatrización alrededor del referido hoyo, este habría sido practicado al menos una semana antes de la muerte de la mujer, no póstumamente. Los científicos hallaron, asimismo, una marca lineal unos centímetros más arriba, de unos 3 mm de longitud. Esto podría indicar el área donde el cráneo era cortado o pelado para practicar una cirugía.
Los científicos, luego de analizar a la mujer, concluyeron que había evidencia suficiente para suponer que el hoyo circular en la cabeza de la mujer fue causada por un procedimiento médico similar a la trepanación, con el fin de, posiblemente, reducir los síntomas relacionados al embarazo, como la presión arterial elevada.
Pese a que las cicatrices de trepanación fueron documentadas en más de 1.500 cadáveres del periodo neolítico, este ejemplo posible de la Edad Media sigue siendo un fenómeno bastante raro. Más estudios se requerirán para dar con el cómo y por qué esta intervención se realizó y por qué hay tan pocos ejemplos contemporáneos similares.
Recientemente, en Baviera, Alemania, aparecieron misteriosos restos óseos que muestran a mujeres con cráneos alargados artificialmente, y que se distinguen del grueso de la población de la zona, oriunda del centro y el Norte de Europa. Para explicar el origen de estos cráneos, un equipo internacional de científicos ha realizado un estudio sobre 40 genomas de pobladores medievales de esta zona, y según sus conclusiones, publicadas en la revista PNAS, estas féminas fueron enviadas por los hunos de Atila a lo que hoy es el sur de Alemania, para formar parejas con pobladores locales con la esperanza de formar alianzas.
Fuente: nmas1.org