El Pentágono puede identificar a la gente por los latidos de su corazón
El corazón de cada uno de nosotros es diferente. Al igual que el iris o la huella digital, nuestra firma cardíaca es única y se puede utilizar para diferenciarnos de los demás. Y lo que es más importante, se puede hacer a distancia.
Es ese último punto el que ha despertado el interés de las Fuerzas Especiales de Estados Unidos. Aunque no es la única técnica biométrica de largo alcance. También destaca el análisis del paso, que permite identificar a alguien por su forma de caminar. Este es el método que supuestamente se usó para identificar a un infame terrorista de ISIS antes de que perpetrara un ataque con drones. Pero los pasos, al igual que las caras, no son necesariamente distintivos. A diferencia de ellos, la firma cardíaca de cada persona es única, constante y no se puede alterar ni modificar.
Detección a distancia
Un nuevo dispositivo, desarrollado para el Pentágono a petición de las Fuerzas Especiales de EE. UU., es capaz de identificar a las personas sin ver su rostro: detecta su firma cardíaca única con un láser infrarrojo. De momento funciona hasta los 200 metros de distancia, pero esta cifra se podría amplificar con un mejor láser. El representante de la Oficina de Soporte Técnico para el Combate del Terrorismo del Pentágono Steward Remaly detalla: «No digo que se pueda hacer desde el espacio, pero los alcances más largos deberían ser posibles».
Los sensores infrarrojos de contacto se suelen usar para registrar automáticamente el pulso de un paciente. Funcionan a partir del análisis de los cambios en el reflejo de la luz infrarroja causados por el flujo sanguíneo. Pero, el nuevo dispositivo, llamado Jetson, utiliza una técnica conocida como vibrometría láser para detectar el movimiento del material exterior provocado por el latido del corazón. Funciona a través de la ropa normal como una camisa y una chaqueta (pero no con las prendas muy gruesas, como un abrigo de invierno).
La forma más común de llevar a cabo la identificación biométrica a distancia es mediante reconocimiento facial. Pero para eso se necesita una buena vista frontal de la cara, que puede ser difícil de obtener, especialmente desde un dron. El reconocimiento facial también puede complicarse por complementos como la barba, gafas de sol y pañuelos.
Estas firmas cardíacas ya se utilizan para tareas de identificación. La compañía canadiense Nymi ha desarrollado un sensor en forma de pulsera como alternativa a la identificación por huella dactilar. La tecnología ha sido probada por la sociedad constructora Halifax en Reino Unido.
Para ampliar este enfoque, Jetson se basa en una adaptación de un dispositivo comercial que normalmente se usa para verificar a distancia la vibración de estructuras como las turbinas eólicas. Se agregó un cardán especial para que un punto láser invisible se pueda mantener en un objetivo. Tarda unos 30 segundos en dar el resultado, por lo que, de momento, solo es efectivo cuando el sujeto está sentado o de pie.
Mejor que el reconocimiento facial
El equipo de Remaly también desarrolló algoritmos capaces de extraer una firma cardíaca a partir de las señales láser. El responsable afirma que Jetson puede lograr una precisión superior al 95 % en buenas condiciones, y que podría mejorarse aún más. En la práctica, es probable que Jetson se utilice junto con el reconocimiento facial u otros métodos de identificación.
El investigador de la Universidad Estatal de Nueva York en Búfalo (EE. UU.) Wenyao Xu también ha desarrollado un sensor cardíaco remoto, aunque funciona a solo 20 metros de distancia y usa un radar. Él cree que el enfoque cardíaco es mucho más sólido que el reconocimiento facial. «Si se comparan, la biometría cardíaca es más estable y puede alcanzar una precisión de más del 98 %», asegura.
Una limitación evidente es la necesidad de una base de datos de firmas cardíacas, pero incluso sin ella, el sistema tiene aplicaciones interesantes. Por ejemplo, un insurgente captado mientras coloca un artefacto explosivo improvisado podría ser identificado más adelante gracias a su firma cardíaca, incluso si se desconoce el nombre y el rostro de esa persona. Los datos biométricos también se recogen de manera rutinaria por las fuerzas armadas estadounidenses en Irak y Afganistán, por lo que los datos cardíacos podrían añadirse a esa base de datos.
A más largo plazo, la tecnología podría encontrar muchos más usos, según sus desarrolladores. Por ejemplo, un médico podría buscar arritmias y otras enfermedades a distancia, y los hospitales podrían monitorizar el estado de los pacientes sin tener que conectarlos a ninguna máquina.
Fuente: technologyreview.es