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El mexicano de Stanford y sus compañeros que buscan evitar llamadas falsas al 911

Santiago Hernández y sus compañeros proponen una solución que atienda los casos de Covid-19 con certeza y eliminando las consultas falsas

Desde el inicio de la pandemia por la Covid-19 en el país, las consultas por síntomas han sido acompañadas también de llamadas falsas a los servicios de emergencia, como el 911.

Miles de personas en México han sido confirmadas con esta enfermedad y al menos 28,510 han muerto por este padecimiento, sin embargo, eso no frena el uso indebido de la línea de emergencia.

Datos de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana indican que entre enero y marzo, cuando se dieron los primeros casos de SARS-CoV-2 en México y empezó el confinamiento, siete de cada 10 llamadas al número de emergencias 911 fueron falsas. Santiago Hernández y sus compañeros quieren poner fin a esto.

A través del chatbot llamado SIMI, que identifica a la persona gracias a su clave única de registro de población (CURP) o documento nacional de identidad (DNI) en Perú, Hernández -que estudia en Stanford- y sus compañeros buscan que la atención sea para casos reales, eficiente y con alcance nacional. Incluso, en lugares donde no hay señal de internet.

“Tres mexicanos nos aliamos con otros cuatro amigos peruanos, una peruana de la Universidad de Brown y uno más que estudia en Harvard. Los siete latinos nos unimos para combatir los problemas que hemos visto en el país y Latinoamérica”, dice Hernández de 21 años, que va por su segundo año en ciencias computacionales en Stanford.

La problemática que detectaron fue las llamadas ‘fake‘ a los números de emergencia que atienden los casos del nuevo coronavirus restaban efectividad en la atención a los casos reales.

Con el chatbot que crearon, la autenticación del ciudadano previene que la línea de atención sea tomada a broma, pues el sistema dará el servicio solo en caso de tratarse de un ciudadano registrado con CURP o DNI.

Además, su propuesta funciona con mensajes SMS (textos cortos) que a diferencia de la línea de Susana Distancia -que es comunicación a través de WhatsApp– no requiere internet y así puede llegar a sitios más apartados que sí cuentan con cobertura de telefonía móvil.

El proceso del proyecto

Los siete latinoamericanos participaron en el concurso Covid-19 Challenge que organizó el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT, por sus siglas en inglés).

En el reto participaron 1,500 personas de 73 países entre estudiantes, profesionistas, ingenieros, doctores, investigadores y otros interesados en presentar soluciones ante la pandemia actual.

“Resultamos ganadores de nuestra división, que fue Acceso a Recursos de Salud Pública. El programa nos ofreció algunos contactos y acuerdos con posibles socios para que nos ayuden con este sistema. En Perú estamos en pláticas con el Ministerio de Salud y con algunas empresas de tecnología como Claro y buscamos algo similar en México”, cuenta el estudiante.

En este momento, los jóvenes buscan apoyo para llevar este chatbot a los gobiernos de México y Perú para impulsar el uso extendido de esta solución que funciona con la verificación del usuario.

Una vez que el sistema de SIMI detecta que se trata de un ciudadano auténtico, comienza el proceso de preguntas que determinan si puede ser un caso de la Covid-19.

Creación exprés

A los jóvenes estudiantes les tomó dos semanas de intenso trabajo presentar su chatbot en el concurso. En este momento buscan inversión y contacto con los organismos de salud de ambos países para llevar la herramienta a la población en general.

“Esta semana hemos estado metidos muy en el tema del prototipo, por lo menos para tener una versión de demo que podemos mostrar a estas autoridades y organizaciones y que puedan ver el potencial y valor que tiene esta herramienta”, cuenta a Tec Review desde Palo Alto, California.

Hernández estima que un máximo de ocho semanas pueden tener una versión completa, del alcance de una solución que ya podrían proveer prácticamente a nivel nacional por lo menos a unos “miles de usuarios”.

Como estudiantes también se encuentran en la recaudación de fondos para completar respaldar su creación.

“Hemos hecho estimaciones preliminares del costo de la tecnología, los servidores, la integración con los mensajes de texto y demás. Pensamos que con alrededor de 100,000 dólares podemos hacer todo el desarrollo y la producción”, aunque falta considerar los costos por homologación a los diferentes sistemas de salud de cada país, señala.

Los cerebros detrás de SIMI

Hernández comenzó a despuntar en las noticias gracias a su trabajo actoral en diversas producciones de Televisa. De forma paralela a su carrera en actuación, continuó con sus estudios y fundó una startup de extracción de datos así como una plataforma de contenido educativo.

Valerie Aguilar es una estudiante peruana de primer año de Computer Science – Economics & International and Public Affairs en la Universidad de Brown. Está muy interesada en finanzas, relaciones bilaterales, análisis de datos, consultoría estratégica y defensoría indígena.

Jorge Armenta es un estudiante de primer año en Stanford en la carrera Management Science & Engineering. El originario de Nogales, Sonora, está interesado principalmente en el área de tecnología, finanzas y emprendimiento.

Valeria Wu es una estudiante peruana de segundo año en la universidad de Stanford, donde estudia Ciencias Computacionales, Neurociencia y Filosofía. Está interesada en trabajar en espacios creativos que utilizan la tecnología y “human-centered design” para crear futuros más incluyentes.

Rodrigo Chaname, peruano, es un estudiante de segundo año estudiando ciencias de la computación y economía en Harvard. Está interesado en la intersección de la tecnología y el emprendimiento. Actualmente está lanzando un emprendimiento de impacto social en Bogotá y participa en un programa de consultoría estratégica para una incubadora en Seattle, Washington.

José Ángel Lavariega es originario de Monterrey y estudia ingeniería Aeroespacial y una doble titulación con Ciencia de Datos en el MIT. Está interesado en desarrollar la industria aeroespacial a través de robótica robusta y sistemas de percepción y control en satélites, rovers, y naves de exploración. Fue co-fundador de Higia, una empresa de atención a pacientes con riesgo de desarrollar cáncer de mama.

Marcelo Peña, peruano, estudia el primer año de Ingeniería en Ciencias Computacionales con concentración en Inteligencia Artificial en la Universidad de Stanford. En Perú, fue parte clave del equipo de ingeniería de software del ventilador mecánico Masi, el primer dispositivo biomédico desarrollado en la historia de Perú.

Fuente: tecreview.tec.mx