El legado de Marie Curie: ¿cómo cambió la ciencia para siempre?

Nacida en 1867, Marie Curie rompió las barreras del conocimiento y del patriarcado al convertirse en la primera persona en ganar dos premios Nobel

El 7 de noviembre de 1867 nacía en Varsovia Maria Salomea Skłodowska, quien pasaría a la historia como Marie Curie, la científica que cambió la forma de entender la materia y la energía. En una Europa dominada por hombres, Curie desafió todas las restricciones sociales y académicas impuestas a las mujeres, y su curiosidad la llevó a descubrir una nueva dimensión de la ciencia: la radioactividad.

Su vida comenzó marcada por la pobreza y las limitaciones del dominio ruso en Polonia. Sin embargo, su pasión por el estudio la impulsó a trasladarse a París a los 24 años, donde ingresó a la Sorbona y se convirtió en una de las alumnas más destacadas. Allí conoció a Pierre Curie, su compañero de vida y de laboratorio, con quien inició una de las colaboraciones más fecundas de la historia de la ciencia.

Descubrimientos que cambiaron el mundo

Junto a Pierre, Marie Curie descubrió en 1898 dos nuevos elementos químicos: el polonio, bautizado en honor a su patria oprimida, y el radio, cuyas emisiones lumínicas y energéticas fascinaron a toda la comunidad científica. A partir de sus investigaciones nació el concepto de radioactividad, término acuñado por ella misma. En 1903 recibió el Premio Nobel de Física, junto a Pierre Curie y Henri Becquerel, por sus aportes al estudio de las radiaciones.

En 1911, tras la muerte accidental de su esposo, Marie recibió su segundo Nobel, esta vez en Química, por el aislamiento del radio y sus aplicaciones. Con ello se convirtió en la primera persona en ganar dos Nobel en distintas disciplinas, un hito que sigue sin repetirse entre científicos contemporáneos.

Una vida dedicada al conocimiento y al servicio

Durante la Primera Guerra Mundial, Marie Curie no se limitó al laboratorio. Creó unidades móviles de rayos X, conocidas como petites Curies, para asistir a los soldados heridos en el frente. Su compromiso con la humanidad y la ciencia práctica marcó un nuevo modelo de científico al servicio del bien común.

A pesar de los prejuicios, las difamaciones y el agotamiento físico causado por la exposición a la radiación, Curie nunca se detuvo. Su legado trascendió generaciones: el curio, unidad de radioactividad, y el elemento químico 96 (curio) fueron nombrados en su honor. En 1995, sus restos fueron trasladados al Panteón de París, convirtiéndose en la primera mujer enterrada allí por sus propios méritos.

El brillo de un legado eterno

Marie Curie no solo transformó la ciencia, sino también la percepción del papel de la mujer en la historia. Su ejemplo demostró que la excelencia intelectual no tiene género y que el conocimiento, como la energía que estudió, nunca se destruye: solo se transforma. En cada laboratorio, en cada investigadora que rompe un techo de cristal, late un eco de su voz y de su incandescente determinación.

Fuente: newsdigitales.com

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