Era su deseo que el mundo conociera sus padecimientos, en especial, su pérdida de audición, para la que el estudio de ADN no ha hallado motivo
Quizá como una petición de disculpa a la posteridad, por si alguna nota le hubiese quedado fuera de lugar en sus partituras, en 1802, Ludwig Van Beethoven habría pedido a sus hermanos que se conociera a fondo su problema con la sordera. Ellos debían trasladar a su médico, J. A. Schmidt, la solicitud del músico de describir su pérdida progresiva de audición para que, “en la medida de lo posible, al menos el mundo se reconcilie conmigo después de mi muerte”.
Ahora, más de dos siglos después, un equipo de investigadores ha cumplido parcialmente su deseo, explicando sus enfermedades en un artículo que se ha publicado en la revista ‘Current Biology’, gracias al ADN que extrajeron y reconstruyeron a partir de mechones que se habían conservado de su pelo.
Patologías diversas
Científicos del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva de Leipzig (Alemania) han procurado desentrañar las patologías que sufrió el gran compositor que nació en Colonia (Alemania), en 1770, y murió en Viena (Austria), en 1827, para poner en contexto su dolencia más conocida, la sordera.
En efecto, su pérdida de audición y otras enfermedades lo mantuvieron alejado de los escenarios durante más de diez años hasta el estreno de la Novena Sinfonía, en 1824, cuando ya no oía nada. De esa gala, se ha contado que mientras el público aplaudía a rabiar, a Beethoven tuvieron que avisarle que se girara sobre el escenario para recibir la ovación, porque él no se había dado cuenta de que la sala celebraba su música y seguía gesticulando de espaldas.
De ahí el valor de un análisis genético que permitiría saber, a ciencia cierta, si algunos de sus problemas de salud, además de los conocidos padecimientos digestivos e inflamatorios, podían estar vinculados con la sordera, algo con lo que se ha especulado en varias ocasiones.
“Nuestro principal objetivo era arrojar luz sobre los problemas de salud de Beethoven, entre los que se encuentra la pérdida progresiva de audición, que comenzó entre mediados y finales de sus 20 años y lo llevó a la sordera funcional en 1818”, informaba Johannes Krause, autor principal del reciente estudio, en la presentación del mismo.
“No pudimos encontrar una causa definitiva para la sordera o los problemas gastrointestinales de Beethoven”, afirmó Krause. Sin embargo, el investigador alemán señaló que sí descubrieron “una serie de factores de riesgo genéticos significativos para la enfermedad hepática”.
Además, hallaron “pruebas de una infección por el virus de la hepatitis B, que, muy probablemente, ocurriera en los meses anteriores a la enfermedad final del compositor” y que puede que “haya contribuido a su muerte”.
Los científicos intuyen que la predisposición genética de Beethoven y su consumo de alcohol, ampliamente aceptado, constituyen “explicaciones plausibles” a la grave enfermedad hepática que terminó con sus días.
Consultado al respecto, Markus Nöthen, otro de los investigadores, en este caso, del Hospital Universitario de Bonn, responde: “Basándonos en los relatos históricos de los síntomas de la enfermedad y en el examen post mortem, en general, se acepta que la causa de la muerte fue una insuficiencia hepática”.
Nöthen señala que el objetivo del estudio era “aclarar si, además del consumo de alcohol, una predisposición genética y una infección contribuyeron a su enfermedad hepática o cirrosis” y que encontraron “pruebas sólidas de ambas cosas”.
Sorpresa en la línea sucesoria del padre
Los análisis de ADN suelen arrojar datos asombrosos. Este caso no ha sido una excepción, ya que el estudio abrió otra puerta de exploración, como es la filiación de los antepasados del músico.
El hecho es que el equipo descubrió que “el cromosoma Y de Beethoven no coincide con el de ninguno de los cinco parientes actuales que llevan el mismo apellido y comparten, según los registros genealógicos, un antepasado común con la línea paterna de Beethoven”.
Esto apunta a un “suceso extramatrimonial” en la línea de los parientes por parte de padre de Ludwig van Beethoven y, más precisamente, en alguna de las siete generaciones que van de 1572 a 1770.
Ante la pregunta acerca de cómo han podido determinar en qué punto de la rama evolutiva se produjo el ‘desliz extramarital’ mencionado, Toomas Kivisild, de la Universidad Católica de Leuven (Bélgica) expone: “Los cinco Van Beethoven belgas vivos cuyo cromosoma Y hemos estudiado comparten un antepasado patrilineal común con Ludwig van Beethoven en Aert Van Beethoven, que vivió en Kampenhout, la actual Bélgica, a finales del siglo XVI. Los Van Beethoven vivos descienden de dos hijos de Aert Van Beethoven y, como sus secuencias del cromosoma Y coinciden, podemos confirmar la exactitud de la genealogía y suponer que Aert Van Beethoven era portador del mismo linaje del cromosoma Y que estos descendientes vivos”.
Prosigue Kivisild: “Según el registro genealógico, Ludwig van Beethoven desciende del hijo mayor de Aert Van Beethoven, Hendrik, nacido en 1572. Dado que existe un desajuste entre la secuencia reconstruida de Aert Van Beethoven y Ludwig van Beethoven, podemos concluir que la paternidad fuera de la pareja se produjo en una de las siete generaciones que separan los nacimientos de Hendrik Van Beethoven y Ludwig van Beethoven. A falta de más pruebas, no podemos precisar en qué momento se produjo este acontecimiento”.
Muestras autentificadas
La idea del trabajo provino de Tristan Begg, actualmente en la Universidad de Cambridge (Reino Unido), y el coautor del estudio, William Meredith, hace casi una década. Según la nota de presentación del trabajo, les motivó la petición de Beethoven de que se realizaran estudios post mortem para describir su enfermedad y hacerla pública.
En la investigación que ahora se da a conocer, el equipo —del que también forma parte Toomas Kivisild— se basó en las recientes mejoras en el análisis del ADN antiguo. Estas actualizaciones permiten secuenciar el genoma completo a partir de pequeñas cantidades de cabello histórico.
En primer lugar, se analizaron diversos mechones de pelo atribuido a Beethoven, de los que confirmaron que solamente cinco procedían del mismo varón europeo. Consideraron que estas cinco muestras eran, «casi con toda seguridad, auténticas», y las utilizaron para secuenciar el ADN de Beethoven con una cobertura genómica de 24 veces.
Se partía de las estimaciones de los biógrafos médicos, que anteriormente habían sugerido que Beethoven padecía muchas enfermedades hereditarias. Pero los investigadores de este estudio no pudieron encontrar en su genoma una explicación para el trastorno auditivo o sus problemas gastrointestinales. Sí confirmaron, en cambio, que el compositor estaba genéticamente predispuesto a padecer enfermedades hepáticas.
No obstante, descartaron una intoxicación por plomo con la que se había especulado en algún análisis previo, basándose en material que no pertenecía a Beethoven, sino a una mujer. De ahí surge la recomendación de utilizar siempre muestras autentificadas.
Por último, se sabe que el ADN extraído del cabello de Beethoven es genéticamente más similar al de los habitantes de la actual Renania del Norte-Westfalia, lo que concuerda con la ascendencia alemana conocida de Beethoven, asevera Begg. Futuros trabajos de las muestras de Beethoven recogidas a lo largo del tiempo podrían esclarecer cuándo se infectó con la hepatitis B.
Mientras tanto, nuevos estudios de sus parientes cercanos podrían ayudar a aclarar su relación biológica con los descendientes contemporáneos de la familia Beethoven.
Fuente: heraldo.es