El extraño asteroide interestelar Oumuamua no sería tan poco común como se pensaba

Cuando octubre de 2017 se observó por primera vez el asteroide Oumuamua desde Hawái, muchas dudas comenzaron a surgir entre los científicos, desde su origen hasta su composición. Si bien aún hay muchas de esas preguntas que no tienen respuestas, ahora un equipo de astrofísicos de Harvard ha determinado que es posible que los objetos interestelares de este tipo entren en nuestro sistema y terminen cayendo en el Sol de forma más regular de lo creído.

Los científicos han encontrado que tales objetos chocan con el Sol una vez cada 30 años, mientras que aproximadamente 2 pasan dentro de la órbita de Mercurio cada año. Además, identificaron las orientaciones preferidas para las órbitas de los objetos interestelares y concluyeron que al menos uno de los objetos conocidos del Sistema Solar es de origen extrasolar.

El estudio, disponible en arXiv y remitido para publicarse en Astrophysical Journal Letters, ha sido realizado por John Forbes y Abraham Loeb, del Instituto de Teoría y Computación (ITC) del Centro de Astrofísica Harvard-Smithsonian.

Además, en un trabajo anterior, Loeb y Manasvi Lingam calcularon que el Sistema Solar alberga unos 6 mil objetos interestelares atrapados. En un estudio de seguimiento, Loeb, junto a su colega Amir Siraj, identificó cuatro candidatos para un posible estudio e indicó que probablemente se encontrarán muchos más con el futuro telescopio LSST.

En la nueva investigación, Forbes y Loeb buscaron restringir la frecuencia con la que los visitantes interestelares pasan cerca de nuestro Sol. Esto consistió en utilizar la órbita conocida de Oumuamua, primer asteroide interestelar conocido, y el método de Monte Carlo (donde se usa el muestreo aleatorio para obtener valores numéricos) para determinar la distribución esperada de las órbitas de objetos interestelares en las proximidades del Sol.

A partir de esto, pudieron obtener estimaciones sobre la frecuencia con la que los objetos chocan con nuestro Sol y cuántos de ellos probablemente tengan un origen interestelar.

Fuente: DPA