El esqueleto de un delfín extinto de 4,5 metros sugiere una evolución paralela entre las ballenas
Una nueva investigación ofrece una descripción detallada del primer esqueleto casi completo de un delfín grande extinto, descubierto en lo que ahora es Carolina del Sur, en Estados Unidos. El delfín de 4,5 metros de largo (‘Ankylorhiza tiedemani) vivió durante el Oligoceno, hace unos 25 millones de años, y anteriormente se conocía solo por un fósil parcial de la boca, según publican en la revista ‘Current Biology’.
Los investigadores dicen que múltiples líneas de evidencia, desde la anatomía del cráneo y los dientes hasta la aleta y la columna vertebral, muestran que este gran delfín (una ballena dentada en el grupo Odontoceti) era un depredador superior en la comunidad en la que vivía.
Creen que muchas características del esqueleto postcraneal del delfín también implican que las ballenas barbadas y las ballenas dentadas modernas deben de haber desarrollado características similares de forma independiente, impulsadas por la evolución paralela en los hábitats acuáticos muy similares en los que vivían.
«El grado en que las ballenas barbadas y los delfines llegan independientemente a las mismas adaptaciones generales de natación, en lugar de que estos rasgos evolucionen una vez en el ancestro común de ambos grupos, nos sorprendió», dice Robert Boessenecker, del Colegio de Charleston.
«Algunos ejemplos incluyen el estrechamiento del stock de la cola, el aumento en el número de vértebras de la cola y el acortamiento del húmero (hueso de la parte superior del brazo) en la aleta –añade–. Esto no es evidente en diferentes linajes de focas y leones marinos, por ejemplo, que evolucionaron a diferentes modos de natación y tienen esqueletos postcraneales de aspecto muy diferente».
«Es como si la adición de huesos de dedos adicionales en la aleta y el bloqueo de la articulación del codo ha obligado a los dos grupos principales de cetáceos a seguir una ruta evolutiva similar en términos de locomoción», agrega.
Aunque se descubrió por primera vez en la década de 1880 a partir de un cráneo fragmentario durante el dragado de fosfato del río Wando, el primer esqueleto de Ankylorhiza fue hallado en la década de 1970 por el entonces curador de Historia Natural del Museo Charleston Albert Sanders.
El esqueleto casi completo descrito en el nuevo estudio se encontró en la década de 1990. Un paleontólogo comercial llamado Mark Havenstein lo encontró durante la construcción de una subdivisión de viviendas en Carolina del Sur. Posteriormente fue donado al Museo de Historia Natural Mace Brown para permitir su estudio.
Si bien hay mucho más que aprender de este espécimen fósil, los hallazgos actuales revelan que el Ankylorhiza era un especialista ecológico. Los investigadores dicen que la especie estaba «explotando muy claramente una presa de cuerpo grande como una orca».
Otro aspecto intrigante, según los investigadores, es que el Ankylorhiza es la primera ballena ecolocalizadora en convertirse en un depredador. Cuando se extinguió hace unos 23 millones de años, explican, los cachalotes asesinos y el delfín de dientes de tiburón esqualodon evolucionaron y volvieron a ocupar el nicho en 5 millones de años.
Después de que los últimos cachalotes murieran hace unos 5 millones de años, el nicho se dejó abierto hasta la edad de hielo, con la evolución de las orcas hace aproximadamente 1 o 2 millones de años.
«Las ballenas y los delfines tienen una historia evolutiva complicada y larga, y de un vistazo es posible que no tenga esa impresión de las especies modernas –reconoce Boessenecker–. El registro fósil realmente ha abierto este largo y sinuoso camino evolutivo, y fósiles como Ankylorhiza ayudan a iluminar cómo sucedió esto».
Boessenecker señala que hay más fósiles de Ankylorhiza en espera de estudio, incluida una segunda especie y fósiles de juveniles de Ankylorhiza que pueden ofrecer información sobre el crecimiento del delfín. Por ello, cree que todavía hay mucho que aprender de los delfines fosilizados y las ballenas barbadas de Carolina del Sur.
«Hay muchos otros delfines primitivos únicos y extraños y ballenas barbadas de rocas envejecidas en el Oligoceno en Charleston, Carolina del Sur –asegura Boessenecker–. Debido a que la época del oligoceno es el momento en que la alimentación por filtración y la ecolocalización evolucionaron por primera vez, y dado que las localidades de mamíferos marinos de esa época son escasas en todo el mundo, los fósiles de Charleston ofrecen la ventana más completa hacia la evolución temprana de estos grupos, ofreciendo una visión evolutiva sin paralelo».
Fuente: europapress.es