«Aquí se están gestando tiempos oscuros, económica y políticamente, así que estoy contento de poder escapar de todo durante medio año».
Así se dirigía el físico Albert Einstein a su hermana mayor, Maja, en una carta que le escribió en 1922, a penas dos años después de la fundación del Partido Nazi.
En la misiva, que no se había hecho pública hasta ahora, el científico predecía el terror que se avecinaba en Alemania, tras haber sido advertido por la policía de que su vida corría peligro.
Su amigo Walther Rathenau, de origen judío y ministro de Asuntos Exteriores, acababa de ser asesinado, y la policía le advirtió a Einstein de que él tampoco estaba a salvo.
El físico se vio entonces obligado a irse de Berlín y se mudó a Kiel, en el norte de Alemania, donde se presume que escribió la carta, que se subasta este martes en Jerusalén.
En la misiva, Einstein también constata la peligrosa deriva que estaba tomando Alemania, donde ya estaban plantadas las semillas del antisemitismo que se viviría después.
«Estoy bastante bien, a pesar de que hay antisemitas entre mis colegas alemanes», le asegura a su hermana.
La carta manuscrita se pondrá a la venta con un precio de salida de US$12.000, pero la casa de subastas Kedem cree que el documento puede llegar a a alcanzar los US$20.000.
Primeras advertencias
En la misiva, Einstein también le da detalles de su vida a Maja.
«Estoy recluido aquí, sin ruido y sin sentimientos desagradables, y gano mi dinero independientemente del estado, por lo que realmente soy un hombre libre. Aquí nadie sabe dónde estoy, y se cree que estoy desaparecido», le asegura a su hermana.
«Ya ves, estoy a punto de convertirme en una especie de predicador itinerante. Esto es, en primer lugar, agradable, y, en segundo lugar, necesario. No te preocupes por mí, yo tampoco me preocupo», le dice también.
De hecho, ese mismo año Einstein iría a Japón a dar una serie de conferencias.
Y durante ese viaje es que le notificarían que le habían otorgado el Premio Nobel de Física.
Esta no es la primera carta de Einstein en la que el científico alerta sobre los nazis, pero es la más antigua de la que se tiene conocimiento, lo que la hace particularmente significativa.
Y Einstein ciertamente no se equivocaba con sus advertencias.
De hecho, cuando los nazis llegaron al poder, en 1933, vivió en su propia piel la persecución a la que fueron sometidos los judíos. Los nazis incluso ningunearon la teoría de la relatividad, a la que tacharon de «física judía».
Y cuando Hitler llegó al poder, el físico decidió renunciar a la nacionalidad alemana.
Tras pasar por Francia, Bélgica y Reino Unido, se instaló en Estados Unidos, donde trabajó en Princeton hasta su muerte, en 1955.
Fuente: BBC