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El dinosaurio que parecía un ave pero se comportaba como un anfibio

Un dinosaurio con cuello de cisne, que nada como un pingüino y que anda como un pato. Pero que pese a contar con estas características, no está incluido en el grupo de las aves y tiene el estilo de vida de un anfibio. Así es el Halszkaraptor escuilliei, una especie con una ecología nunca antes descrita. Este ejemplar, descrito este miércoles en la revista Nature, vivió en la actual Mongolia durante el Cretácico — hace alrededor de 75 millones de años.

Los manirraptores son un clado de dinosaurios terópodos que durante esa época se caracterizaban porque volaban, tenían una adaptación específica para correr y por el gigantismo. El Halszkaraptor escuilliei forma parte de este grupo. Sin embargo, tiene una serie de características que en su mayoría están ausentes en los manirraptores no avianos, pero son comunes en reptiles y aves con ecologías acuáticas.

Era un depredador que dependía de su cuello largo para alimentarse y comía insectos, peces y crustáceos. Se trata del primer caso de un dinosaurio no aviano con un doble tipo de locomoción: bípeda en la tierra y con propulsión de las extremidades anteriores en el agua. “Pudo explotar recursos de ambientes acuáticos y terrestres”, explica el investigador Andrea Cau. Con el hallazgo de este fósil, los paleontólogos han descrito una nueva subfamilia de dinosaurios: los Halszkaraptorinae.

Para analizar el fósil, incrustado en una roca, los investigadores han utilizado una técnica de escaneo de alta resolución. Por el momento, no pueden estimar cuánto tiempo vivió la especie, ya que solo cuentan con estos restos. “Ahora que conocemos la existencia de este nuevo grupo de dinosaurios, tenemos que buscar nuevos fósiles que vinculen estas especies semiacuáticas con otros dinosaurios depredadores”, concluye Cau.

Falsificación de fósiles

Cuando se encuentran fósiles de dinosaurios con características peculiares, hay que asegurarse de que no se trata de una falsificación. Así lo explica Luis Alcalá, director de la Fundación Conjunto Paleontológico de Teruel-Dinópolis, que subraya que en esta investigación se ha puesto un cuidado especial con múltiples imágenes en demostrar la integridad del fósil. “Ha habido casos en los que se han juntado fósiles de animales diferentes con fines comerciales”, señala. Un ejemplo es el del Archaeoraptor, que fue presentado en 1999 en un artículo de la revista National Geographic. La revista anunciaba que el fósil era el «eslabón perdido» entre las aves y los dinosaurios terópodos, pero un estudio científico demostró que se trataba de una falsificación.

Fuente: elpais.com