Sabemos mucho sobre la resistencia de los tardígrados, pero su forma de caminar, curiosamente similar a la de los insectos, era un misterio
La ciencia es tan maravillosa que a veces nos puede ayudar a desvelar cosas increíbles, pero dejar como un misterio otras aparentemente más básicas. Es, por ejemplo, lo que ocurre con los tardígrados, los superhéroes del reino animal. Estos animales resisten casi todo. Pueden sobrevivir a temperaturas anormalmente altas o bajas, ambientes con altas concentraciones de sal, radiación, el vacío del espacio… incluso pueden continuar con vida tras ser disparados a modo de bala. Pero, al menos hasta ahora, no teníamos ni idea de cómo caminaban.
Su cuerpo apenas llega al medio milímetro de longitud, pero aun así está cubierto de ocho patas. Esto les convierte en uno de los animales más pequeños conocidos con estas estructuras para caminar. ¿Cómo las usan? Eso era un misterio.
Por eso, un equipo de científicos de la Universidad Rockfeller decidió colocar un grupo de tardígrados en diferentes superficies y grabar sus movimientos, analizando el control locomotor y la coordinación entre sus patas. Los resultados fueron especialmente llamativos, pues recordaron inevitablemente a los de los insectos, a pesar de que son mucho más pequeños y viven en ambientes muy diferentes.
De los tardígrados, hasta los ‘andares’
Para la realización de este estudio, cuyos resultados se han publicado en PNAS, sus autores utilizaron tardígrados de la especie Hypsibius exemplaris.
No se les puso ningún requisito ni se les obligó a hacer nada. Simplemente se les dejó caminar libremente sobre diferentes superficies. Por un lado, vidrio liso. Por otro, dos geles con diferentes niveles de rigidez.
En el vidrio se les veía incómodos, les costaba caminar y no llegaron muy lejos.
En cuanto a los geles, pudieron ver que al encontrarse sobre sustratos más blandos cambian su forma de caminar a un patrón similar al galope. Esto es curioso, pues es lo mismo que hacen algunos artrópodos, como los insectos y los crustáceos.
Sin embargo, el tamaño, el hábitat y el esqueleto de estos animales es muy diferente al de los tardígrados. Por ahora los autores del estudio no saben a qué se debe esta similitud. Podría ser que todos ellos tengan algún ancestro común, pero también es posible que la forma de caminar de unos y otros evolucionara por separado.
Lo que sí creen es que, sea cual sea el motivo del parecido, puede serles útil, ya que los tardígrados podrían ayudar a comprender los mecanismos neurales y mecánicos detrás de la coordinación de los movimientos de los artrópodos. Otra utilidad más para estos superhéroes. Desde luego, a este ritmo no van a dar abasto.
Fuente: hipertextual.com