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Descubren pluma fosilizada de un ave preservada en Italia de hace 30.000 años

Investigadores revelan que la roca volcánica conservó detalles microscópicos de la pluma, proporcionando una visión única de los tejidos blandos de la prehistoria

Fue en el centro de Italia. Las plumas fosilizadas que se descubrieron hace 136 años siguen revelando nuevos secretos. Los investigadores encontraron que la roca volcánica que preservó la pluma tiene detalles microscópicos que quedaron preservados en el fósil.

El trabajo del equipo – que se publicó hoy en Geology – descubrió que las plumas quedaron preservadas en zeolita, modo de preservación que hasta ahora no se había reportado para tejidos blandos.

“Las plumas fósiles suelen quedar preservadas en antiguas rocas de lodo en el fondo de lagos o lagunas”, dijo Valentina Rossi, investigadora del University College Cork y autora principal del trabajo, en un comunicado de la universidad. “El ave de rapiña fósil quedó preservada en depósitos de ceniza, algo muy inusual. Al analizar el plumaje del ave fósil nos encontramos en territorio no explorado. Las plumas no se parecen en nada a lo que solemos ver en otros fósiles”.

Rossi le dijo a Gizmodo en un e-mail que el hallazgo “amplía lo conocido en cuanto a lo que es posible en el registro fósil”, y que lo que fluye de los volcanes a baja temperatura “es un muy buen medio para preservar tejidos blandos”.

Los sedimentos blandos que hay en el fondo de los espejos de agua – y la tierra no sólida, como la de los aludes – pueden cubrir organismos muertos y así, protegerlos de los animales carroñeros, preservando sus restos en el tiempo profundo. Pero la preservación en zeolitas, minerales ricos en aluminio y silicio, comunes en entornos volcánicos, es un hallazgo nuevo que podría representar que habrá más fósiles preservados por volcanes.

La pluma perteneció a un ave de rapiña que vivió en Italia hace unos 30.000 años. El cuerpo entero del animal quedó preservado en tres dimensiones, desde los párpados del ave hasta la punta de sus alas. Por ello se trata de una pluma fosilizada preservada hasta en las microscópicas estructuras de pigmento en el ala del fósil.

No todo es destrucción

“Estamos habituados a pensar que los depósitos volcánicos se relacionan con corrientes rápidas y calientes, piroclásticas, que destruyen los tejidos blandos”, afirmó Dawid Iurino, coordinador del trabajo e investigador de la Universidad de Milán, en el mismo comunicado. “Pero estos entornos geológicos son complejos y pueden incluir depósitos a bajas temperatura que pueden preservar los tejidos blandos en el nivel celular”.

De hecho, las condiciones volátiles y extremas de las erupciones volcánicas son sorprendentemente favorables para preservar de forma inmaculada los tejidos más delicados, si las circunstancias son las adecuadas. El último mes un equipo de investigadores confirmó que la erupción del monte Vesubio de Italia en el año 79, que devastó y sepultó a las cercanas ciudades de Pompeya y Herculano, también convirtió en vidrio el cerebro de una víctima, preservando los axones y neuronas del órgano en estado sólido.

Los volcanes escupen gas caliente, cenizas y por supuesto, lava cuando entran en erupción. A menudo tienen efectos fatales para la vida en los alrededores. La naturaleza de la preservación del ave de rapiña es señal alentadora de que puede haber más fósiles extremadamente bien preservados, esperando a que los descubran los paleobiólogos.

Fuente: diariocambio22.mx

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