Descifran el misterio de las huellas de trilobite

Un grupo de paleontólogos de España y Portugal ha logrado, gracias al hallazgo de un trilobite en Marruecos de hace 478 millones de años, descifrar el misterio de las huellas de los gusanos en los fondos marinos, localizadas en forma de fósil en muchos lugares del mundo.

Hasta la fecha, se sabía que el trilobite, por la composición de su cuerpo y el posicionamiento de sus patas, dejaba huellas en forma de dos surcos, pero no se había probado de forma científica la procedencia de los arañazos que presentaban dichos surcos fosilizados.

La Universidad lusa de Tras-os-Montes informó del hallazgo de este equipo de científicos, del que formó parte uno de sus docentes, Artur Abreu Sá, junto con los españoles, Juan Carlos Gutiérrez-Marco (Universidad Complutense de Madrid), Diego García-Bellido (Universidad de Adelaida, Australia) e Isabel Rábano (Instituto Geológico y Minero de España).

Huellas de trilobite

El trilobite hallado en Marruecos, de la especie “Megistaspis hammondi”, mide 30 centímetros y posee una gran espina dorsal.

En este ejemplar se consigue observar “por primera vez” que los tres pares de patas locomotoras del animal marino situadas debajo de la cabeza son espinosas, mientras que el resto de patas repartidas por el tronco del animal son lisas, según el luso Artur Sá.

El trilobite usaba esas patas para arrastrarse o excavar en los fondos marinos, motivo por el que este grupo de investigadores concluyó que los arañazos de las huellas, conocidas como “cruzianas”, se deben a que las patas anteriores son espinosas.

“Excavaban con las patas anteriores manteniendo la cabeza inclinada hacia abajo, dejando un doble surco con arañazos impresos por las espinas de los apéndices delanteros”, explicó el investigador de la Universidad de Tras-os-Montes, con sede en la ciudad de Vila Real.

Nuevos hallazgos

En la expedición de Marruecos, los paleontólogos también localizaron un trilobite que conservaba el tubo digestivo donde estaban varias glándulas usadas para procesar el alimento y que se extiende desde la parte inferior de la cabeza de este animal ya extinto.

Este hallazgo también supone una novedad, ya que las glándulas digestivas no se habían asociado de esta manera -entre la boca y el tubo digestivo- en los trilobites.

Un artrópodo del Paleozoico

El trilobite fue uno de los animales más comunes entre los artrópodos marinos, que pobló los mares en la época del Paleozoico y que se extinguió hace alrededor de 250 millones de años.

Su tamaño podía variar en función de su especie, -hay catalogadas más de 20 mil-, desde unos cuantos milímetros a casi un metro de longitud.

Ahora, en antiguos fondos marinos se pueden localizar huellas de trilobites denominadas “cruzianas” o sus caparazones fosilizados, aunque sus patas, al ser quitinosas, se solían descomponer, salvo en una decena de lugares del mundo, donde sí se localizaron fósiles que preservaban las patas y su anatomía interna.

Entre ese selecto grupo de trilobites mejor conservados se encuentra el fósil localizado en el paraje denominado “Biota de Fezouata”, al sur de Marruecos, a pesar de que tiene 478 millones de años de antigüedad.

Estos nuevos ejemplares descubiertos e investigados han sido depositados en el Museo Geominero de Madrid.

Fuente: Efefuturo