Desarrollan nanotecnología mexicana para limpiar los mares de derrames petroleros

Científicos de la UNAM buscan darle solución al problema que suponen los derrames petroleros en los mares de México y el mundo

La contaminación de los mares es uno de los grandes problemas que enfrenta la humanidad, sin embargo, científicos mexicanos ven en la nanotecnología una posibilidad de hacerle frente a dicho desafío.

Un grupo de investigadores de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Cuautitlán, de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), ha desarrollado nanotubos a partir de un mineral presente en la arcilla: la haloisita, y de otro que genera magnetismo: la magnetita, los cuales logran a logran adsorber contaminantes del agua de los mares.

De acuerdo con Yolanda Marina Vargas Rodríguez, la líder del proyecto, estos nanotubos pueden absorber bacterias, sustancias radiactivas, virus, parásitos, fertilizantes, pesticidas, fármacos, nitratos, fosfatos, plásticos y desechos fecales, lo cual es todo un hito pues se tratan de contaminantes que no siempre tiñen el líquido.

Desde hace más de ocho años, Vargas Rodríguez, responsable del Laboratorio 11 “Nanomateriales y Catálisis”, de la Unidad de Investigación Multidisciplinaria (UIM), tiene la responsabilidad de contribuir a reducir la polución de cuerpos de agua.

Al principio de su investigación empleó nanotubos de haloisita (NTHs) para atraer y retener sustancias dañinas de las residuales, los cuales llevan a cabo este proceso de manera natural.

Este proyecto de la nanotecnología surgió con la idea de aplicarse en la industria textil, como un filtro para limpiar las grandes cantidades del líquido. Sin embargo, con el objetivo de explotar las bondades de este mineral,la académica orientó este desarrollo a la recuperación de petróleo del mar: derrames de las plataformas, de los barcos o de algún accidente, entre otros.

Tras una exhaustiva investigación, descubrió que lo más adecuado es emplear materiales magnéticos, con la idea de hacer componentes más benignos, como la magnetita que no contamina. Después la agregó a los nanotubos de haloisita, porque se adiciona a la mancha de petróleo y lo recupera.

Hay tres opciones para rescatar los hidrocarburos: usar tensoactivos (un detergente que se disuelve, pero que deja burbujas en el mar); quemarlo (provocaría mayor contaminación ambiental por las partículas de CO2, azufre, etcétera); y, la más viable: la recuperación magnética.

Con ese propósito ideó un soporte para la magnetita, pues no quería mezclarla con los nanotubos de haloisita debido a que ambos adsorben; sin embargo, al jalarla de los nanotubos se quedaría en el agua, contaminando. Por eso, creó un nanocomposito (material con propiedades singulares) y lo evaluaron con los diferentes tipos de petróleo que hay en el país.

Este fue agregado como polvo para formar un ferrofluido y luego aplicarlo al campo magnético. El resultado fue que con los hidrocarburos más viscosos (los más difíciles de recuperar) funcionó mejor, pues “permite recoger la mancha, el petróleo se extiende mucho, la va recogiendo y la podemos ir desplazando hacia donde lo vamos a recuperar”, explicó la académica. Nanotecnología pura.

Yolanda Marina Vargas Rodríguez lidera el grupo de investigadores que desarrolla esta innovación.UNAM

Si bien primero evaluó la magnetita con nanotubos de carbono, pero su síntesis resultó compleja y cara; por otra parte, con la haloisita se redujeron los costos, pues ambos son naturales. La magnetita es un material superparamagnético, lo que significa que una vez que se le quita el imán deja de ser magnético y, gracias a esta característica, se puede recuperar el combustible.

Cabe destacar que cuando este se recobra se puede reutilizar, ya que se emplea poco material magnético y, aunque queden algunos residuos, permanecen en los asfaltenos (compuestos químicos orgánicos del hidrocarburo crudo), lo cual le genera modificaciones. Por tanto, es factible procesarlo o destilarlo.

La intención de este proyecto es beneficiar al medio ambiente y dar solución a algunos de los problemas que se presentan con los derrames marítimos del petróleo. Actualmente, lo más común es agregar tensoactivos, que permanecen y repercuten en la cadena alimentaria, pues los peces lo ingieren y después llega al consumo humano.

Fuente: gq.com