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Cuando nada es lo que parece. La paranoia explicada por la ciencia y por los que la padecieron

Es más que un sentimiento de sospecha: la paranoia puede aislar, distorsionar la realidad y generar decisiones inesperadas. A lo largo de la historia, personajes brillantes y dictadores despiadados la encarnaron, dejando claro que sus efectos son tan peligrosos como fascinantes

A lo largo de los siglos, la paranoia ha estado presente en las consultas médicas, en las páginas del psicoanálisis y, sobre todo, en las decisiones que cambiaron la historia. Un trastorno que va más allá del ámbito clínico y se convierte en una fuerza invisible capaz de moldear vidas, sociedades y hasta conflictos globales.

La mirada de la ciencia sobre la paranoia

Los manuales clínicos describen la paranoia como un patrón de desconfianza persistente y sospecha hacia los demás, incluso sin pruebas objetivas. Puede manifestarse en aislamiento social, hostilidad o una sensación de persecución constante. La neurociencia apunta a factores genéticos, traumas tempranos y consumo de sustancias como desencadenantes. Y aunque sus causas no están del todo claras, la psicología coincide en que es un terreno en el que la mente transforma la percepción en amenaza.

Cuando el poder se mezcla con la desconfianza

En la historia política, la paranoia ha sido más que un diagnóstico: se ha convertido en arma. El caso de Iósif Stalin es paradigmático. Entre 1929 y 1953 gobernó la Unión Soviética con mano de hierro, y sus sospechas lo llevaron a ordenar purgas que costaron millones de vidas. Médicos, aliados e incluso su guardia personal cayeron bajo la sombra de sus temores. El neurofisiólogo Vladímir Béjterev llegó a diagnosticarle paranoia severa; dos días después apareció muerto.

El otro extremo: la genialidad en disputa

La paranoia no solo acecha al poder absoluto. John Forbes Nash, brillante matemático estadounidense y Nobel de Economía, sufrió delirios de persecución y alucinaciones que lo llevaron a creer en conspiraciones comunistas y mensajes alienígenas ocultos en los periódicos. Su caso inspiró la película Una mente brillante, recordándonos que incluso las mentes más lúcidas pueden habitar en mundos paralelos construidos por la desconfianza.

Una amenaza que trasciende ideologías

De Hitler a líderes contemporáneos, la paranoia atraviesa épocas y contextos. Comunistas o anticomunistas, dictadores o genios, la desconfianza extrema ha demostrado ser un factor común en decisiones que marcaron el destino de millones. Quizás por eso la ciencia insiste en estudiarla: porque entender cómo funciona este trastorno no es solo una cuestión médica, sino también una clave para descifrar la fragilidad de la condición humana.

Fuente: es.gizmodo.com

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