¿Cuáles son las peores formas de morir según los científicos?

Existen muchas formas de morir, algunas de ellas prácticamente indoloras, mientras que otras son un largo suplicio para el moribundo hasta la llegada de su muerte.

La mayoría de las muertes provocadas por el mundo natural suelen ser relativamente sin incidentes, pero la naturaleza puede ser cruel y espectacularmente espantosa de vez en cuando, proporcionando a la ciencia la tarea poco envidiable de separar cómo ocurrieron estas muertes, paso a paso. Aquí tienes una selección de varias formas realmente horribles y accidentales de lanzarse al olvido, y la ciencia tras ellas.

Atrapado en un ascensor que cae. Sin la prevención de tumbarse boca arriba para mitigar el impacto y aún estar de pie en el momento del impacto del ascensor tocando el suelo, los órganos internos pueden intentar mantenerse en movimiento, a pesar de que el resto del cuerpo no. Debido a esto, los órganos podrían salirse de la parte inferior del cuerpo y las extremidades podrían romperse tras el impacto. Sin embargo, si la caída no destruye el cerebro, una persona podría sobrevivir el tiempo suficiente para ver cómo se abren sus entrañas.

Congelado: El peligro comienza cuando la temperatura corporal baja a 35ºC. Tras los escalofríos iniciales, las manos se entumecen, señal de que nos quedan 90 minutos de vida. Los vasos sanguíneos se hielan, lo que impide la circulación: en una hora, las extremidades estarán congeladas y el dolor será atroz.

Ser quemado vivo. Hay todo tipo de formas de quemarse vivo. Que hiervan a la víctima, que lo quemen en la hoguera o que lo mantengan dentro de una olla sobre un fuego. No importa la forma, quemarse vivo es insoportable. Una de las peores formas de morir. La piel se pelará, los músculos se quemarán y los órganos pueden comenzar a hervir o descomponerse dentro de la víctima. Puede desangrarse hasta morir, asfixiarse o morir de shock y dolor. Dependiendo de la temperatura del aire alrededor del fuego, los ojos pueden hervir en el cráneo o quemarse hasta dejarnos ciegos. Está claro que la muerte sobreviene en un estado de miedo y pánico.

Ahogado. Aunque muramos en el mar, puede que nuestros pulmones sigan estando secos. ¿Por qué? Gracias a la laringe, cuyos espasmos impiden el paso del agua al aparato respiratorio. Pero ni eso nos salvará, el agua anegará el estómago, y la falta de oxígeno hará que se nos amorate el rostro y que el cerebro sufra un coma mortal en unos minutos.

Asfixiado: Un hueso de pollo atascado en las vías respiratorias, o las manos de un estrangulador alrededor de nuestro cuello, provocan la hipoxia, que es la falta del suministro necesario de oxígeno a los tejidos y al cerebro. Las células sanguíneas, desoxigenadas, pierden su color rojizo y adquieren un tono morado que se refleja en la piel. La víctima pierde la consciencia en pocos minutos, y muere de un paro cardíaco.

Fuente: Hispantv