¿Cómo funcionaba la ‘primera computadora del mundo’, construida hace 2.200 años?

Este artilugio data de la época de la Antigua Grecia y fue hallado el siglo pasado en el fondo del mar Mediterráneo

Muchos siglos antes de la existencia de los observatorios y los telescopios espaciales, las antiguas civilizaciones emplearon otros instrumentos para orientarse en el cosmos. El más arcaico y complejo de todos es el mecanismo de Anticitera o mecanismo de Antikythera, una especie de reloj astronómico que se habría usado hace más de 2.200 años en la Antigua Grecia.

El artilugio, también conocido como la ‘computadora analógica más antigua de la historia’, fue hallado por accidente en 1901 por un grupo de buceadores que exploraba cerca de un naufragio romano en el mar Mediterráneo, muy próximo a la isla griega Antikythera.

Desde su hallazgo, el mecanismo de Anticitera generó una gran fascinación entre los arqueólogos por su complicada ingeniería de engranajes, que resultaba muy adelantada para su época (como si fuese un salto de tecnología de un milenio).

El sofisticado objeto de bronce, que se operaba a mano, era parecido a un baúl de madera del tamaño de una caja de zapato con una gran variedad de manijas e inscripciones en griego que eran indescifrables por el desgaste del tiempo.

El mecanismo de Anticitera: un reloj astronómico a la mano

Descifrar cómo funciona el mecanismo de Anticitera siempre fue un reto para los científicos.

Primero, porque el objeto estaba incompleto (solo fue hallado una tercera parte del total, que además estaba dispersa en 82 fragmentos) y, segundo, porque fue diseñado con base en antiguas —y erradas— nociones de la ciencia (por ejemplo, que la Tierra era el centro del sistema solar).

Sin embargo, en 2021, investigadores del University College of London (UCL) lograron la descripción más exacta de su funcionamiento a partir de dos números escritos en la parte frontal: 462 y 442, que corresponden a los años terrestres que tardan Venus y Saturno en completar un ciclo en el cielo.

Así, basándose en un modelo matemático descrito por el filósofo Parménides, los expertos descifraron que el aparato combinaba “ciclos de la astronomía babilónica, las matemáticas de la Academia de Platón y las antiguas teorías astronómicas griegas”, escribieron en su artículo.

Las manijas de la parte frontal del reloj astronómico indicaban los movimientos del Sol, la Luna y los cinco planetas visibles a simple vista en el cielo (Mercurio, Venus, Marte, Júpiter y Saturno). También la ocurrencia de los eclipses solares y lunares.

En tanto, en la parte posterior había diales que indicaban otra serie de periodos tales como:

  • El ciclo metónico (un periodo de 19 años en el que las fases lunares vuelven a repetirse el mismo día del año)
  • El ciclo calípico (cuatro ciclos metónicos, con una duración de 76 años)
  • El ciclo de Saros (periodo de más de 18 años entre eclipses lunares)
  • Los exeligmos (tres ciclos de Saros, 54 años)
  • El ciclo de los Juegos Olímpicos (celebrados cada cuatro años)

De ese modo, por ejemplo, si un usuario quería saber cuándo ocurrirá un eclipse, debía avanzar los engranajes hasta la fecha deseada, dice Tony Freeth, autor principal del estudio y fundador del Proyecto de Investigación del Mecanismo de Anticitera.

En el siguiente vídeo se observa una representación en 3D del artefacto y sus piezas.

Si bien, en base a este modelo, el antiguo dispositivo griego se ejecuta correctamente en teoría, el equipo de la UCL aún no sabe si su diseño era funcional en la práctica.

“Ahora debemos probar su viabilidad haciéndolo con técnicas antiguas. Un desafío particular será el sistema de tubos anidados que transportaron las salidas astronómicas”, dijo Adam Wojcik, ingeniero mecánico de la UCL y coautor del estudio.

Pese a que ya ha pasado un siglo desde su descubrimiento, aún existen muchas preguntas sin resolver sobre el mecanismo de Anticitera; por ejemplo, cuándo y dónde se fabricó, quién fue su creador, con qué fines se utilizó o si existen otras ‘computadoras antiguas’ que aún esperan ser descubiertas.

Fuente: larepublica.pe