El cometa Halley “favoreció” que los normandos ganaran la batalla de Hastings
En el año 1456 el hambre, las enfermedades y los desastres naturales acampaban a sus anchas cuando de repente en el cielo hizo su aparición un cometa. Como era de esperar todo el mundo le hizo responsable de sus desdichas y el Papa Calixto III no fue menos. El pontífice decidió cortar por lo sano y, en un intento de tranquilizar a la cristiandad, promulgó una bula por la que excomulgaba al cometa por considerarlo un emisario del demonio. Hay que tener en cuenta que tan solo tres años antes la cristiandad había perdido Constantinopla a manos de los turcos.
Y es que los cometas, esos cuerpos celestes compuestos por hielo, polvo y rocas que giran alrededor del Sol formando órbitas elípticas muy excéntricas fueron considerados malos augurios durante siglos. Se suponía que un rey debía tener todo bajo su control, y eso incluía tierra, mar y cielo. De todos ellos, sin duda, el más conocido, es el cometa Halley que hizo su última aparición hace más de 25 años.
Edmund Halley (1656-1742) fue un personaje multifacético, pionero en la elaboración de un mapa meteorológico y el primero en relacionar la mortalidad con la edad de una población, un trabajo que facilitó a las compañías de seguro la valoración de riesgos y el cálculo de primas. Sin embargo, lo que más ha contribuido a perpetuar su nombre ha sido su faceta de astrónomo.
Halley fue el primero en intuir que tres apariciones espectaculares de tres cometas (1531, 1607 y 1682) eran en realidad el mismo cuerpo celeste. A través de unos cálculos muy precisos fue capaz de predecir cuándo volvería a aparecer: “Con toda confianza puedo predecir que retornará en 1758”. Y así sucedió, aunque él ya no pudo verlo.
La primera representación artística
El tapiz de Bayeux es una verdadera obra de arte y de un valor histórico excepcional. Tiene 70 metros de largo y medio metro de ancho, está bordado en lino y fue confeccionado entre los años 1073 y 1083.
Según la tradición francesa el bordado fue realizado por la reina Matilde, la esposa de Guillermo I el Conquistador, junto con sus sirvientas, y representa de forma gráfica, como si de un cómic medieval se tratara, la conquista normanda de Inglaterra en setenta y tres escenas, todas ellas anteriores a la Batalla de Hastings. Esta contienda supuso la derrota de los sajones y la victoria de los normandos, dando pie a que éstos ocuparan Inglaterra.
En la escena número 23 las tejedoras normandas dibujaron un cometa. Este acontecimiento debió de ser toda una consternación, de hecho se puede observar como el rey consulta con un consejero y en las manos de los cortesanos se observa la cartela: “Isti mirant stella” –”miran asombrados la estrella”-. Los sajones interpretaron al cometa como una señal de mal agüero, mientras que los normandos lo interpretaron como un guiño desde el más allá a sus intereses territoriales.
También sirvió de estrella de Belén
La última vez que el cometa Halley nos visitó fue en 1986, cuando la sonda espacial europea Giotto logró atravesar la cola del cometa y estuvo a tan sólo a 500 kilómetros de su núcleo helado. La verdad es que el nombre de la sonda fue muy acertado, puesto que en 1304 el pintor italiano Giotto de Bondone incluyó al cometa Halley en su pintura del nacimiento de Belén, que se puede observar en la capilla Scrovegni de Padua. La verdad es que jugaba con ventaja, puesto que seguramente el artista lo pudo observar en la visita que realizó el cometa a la Tierra en 1301.
Para los amantes de la superstición, un apunte. Tan sólo 15 días después de su última aparición la central nuclear de Vladimir Ilich Lenin, al NE de Chernóbil, explotó y originó una nube radiactiva.
Fuente: abc.es