Con campos magnéticos superiores a 1.000 teslas, se abren algunas posibilidades interesantes. Se puede observar el movimiento de los electrones fuera de los entornos materiales en los que se encuentran normalmente. Así se pueden estudiar bajo una luz totalmente nueva y explorar nuevos tipos de dispositivos electrónicos. Esta investigación también podría ser útil para quienes trabajan en la generación de energía de fusión.
Para lograr el récord, el equipo utilizó una técnica conocida como compresión de flujo electromagnético (EMFC). El instrumento, que genera un campo magnético de baja intensidad de 3,2 teslas, se acopló a una fila de condensadores que generan 3,2 megajulios, lo que supone una enorme cantidad de energía.
Esto comprime el campo magnético en un área diminuta con extrema rapidez. Pero, tal y como predijo el equipo, no se puede comprimir durante mucho tiempo, lo que acaba creando una onda de choque que destroza el instrumento. Esperaban que esto ocurriera después de unas 700 teslas, ya que es lo que se construyó para soportar. Pero, increíblemente, llegó a 1.200 antes de explotar.
Fuente: ecoinventos.com