Científicos descubren que los perros de Chernóbil están experimentando una evolución distinta a la habitual
Este desastre nuclear no solo destruyó el medioambiente, sino que también transformó la genética de estos caninos
En el corazón de la Zona de Exclusión de Chernóbil, donde el tiempo parece haberse detenido desde el desastre nuclear de 1986, un grupo de científicos ha encontrado un fascinante laboratorio natural. Aquí, los perros callejeros han evolucionado de formas sorprendentes, mostrando adaptaciones genéticas que los distinguen de sus congéneres en otras partes del mundo.
Un estudio publicado en Science Advances analizó a 302 perros de esta región, revelando diferencias genéticas significativas entre los que viven cerca del reactor nuclear y los que habitan zonas menos contaminadas. Este trabajo no solo ilumina la resiliencia de los animales frente a condiciones extremas, sino que también abre nuevas puertas para entender los efectos de la radiación en la biología de los mamíferos.
De mascotas a supervivientes: La historia de los perros de Chernóbil
Cuando la planta nuclear explotó en 1986, la región fue evacuada de inmediato, dejando atrás un paisaje desolado y radiactivo. Muchos animales domésticos, incluidos perros, fueron abandonados. Contra todo pronóstico, estos caninos no solo sobrevivieron, sino que ahora constituyen varias generaciones que prosperan en la zona, alimentados ocasionalmente por trabajadores y turistas.
El estudio detalla tres poblaciones principales: los perros que viven directamente en las áreas industriales del reactor, los de la ciudad de Chernóbil, y los de Slavutych, una región menos contaminada a 45 kilómetros del epicentro. Los análisis genéticos revelan que las poblaciones más cercanas al reactor muestran un alto grado de similitud genética entre sí, lo que indica un limitado intercambio genético con perros de otras áreas.
Mutaciones y supervivencia en un entorno hostil
Lo que hace a estos perros particularmente interesantes son las mutaciones genéticas que han desarrollado. Según el estudio, estas mutaciones no solo afectan características superficiales, sino que están relacionadas con procesos biológicos fundamentales como la reparación del ADN, el metabolismo y la resistencia al estrés ambiental.
Los perros que habitan el área más cercana al reactor (CNPP) tienen una diversidad genética más baja, posiblemente debido a generaciones de reproducción limitada. Sin embargo, comparten ciertas adaptaciones genéticas con perros de razas históricamente europeas, como los pastores alemanes, lo que sugiere que los ancestros de estos animales estaban estrechamente relacionados con razas domésticas.
Un laboratorio viviente para la ciencia
Chernóbil se ha convertido en un entorno único donde la vida lucha por adaptarse. Los perros de esta región representan una oportunidad invaluable para estudiar los efectos a largo plazo de la exposición a la radiación. Según Elaine Ostrander, una de las autoras del estudio, «estos animales son clave para comprender cómo la genética puede influir en la supervivencia en ambientes extremos”.
Por ejemplo, las diferencias genéticas entre los perros que viven en el reactor y los que habitan áreas menos contaminadas podrían ofrecer pistas sobre cómo la radiación afecta a los mamíferos a nivel molecular. Además, estos estudios podrían tener implicaciones directas para entender cómo los humanos podrían adaptarse en entornos extremos o contaminados.
¿Qué sigue para los perros de Chernóbil?
Aunque la radiación es un factor evidente en la evolución de estos perros, los científicos insisten en que otros elementos, como la dieta limitada y la falta de interacción humana constante, también juegan un papel. Los investigadores planean seguir analizando las diferencias genéticas entre las poblaciones para identificar patrones específicos relacionados con la exposición prolongada a la radiación.
El trabajo también plantea cuestiones éticas: ¿cómo proteger a estas poblaciones que han resistido condiciones tan hostiles? Proyectos como el de Timothy Mousseau, que incluye la esterilización y vacunación de los perros, buscan equilibrar el cuidado de estos animales con la necesidad de mantener la naturaleza de este laboratorio viviente.
Un ejemplo de resiliencia en el corazón del desastre
Los perros de Chernóbil no son solo una curiosidad científica, son un testimonio viviente de cómo la vida puede encontrar un camino incluso en los entornos más adversos. Su historia, tejida con tragedia y resistencia, es una poderosa lección sobre la capacidad de la naturaleza para adaptarse y evolucionar frente a la adversidad.
Fuente: larazon.es