Cientificos descubren dos nuevas alternativas para combatir resistencia bacteriana

De seguro te regañaron alguna vez por tomar antibióticos por un resfriado y sin prescripción médica. La razón es que las bacterias evolucionan y se hacen resistentes a los medicamentos, lo que significa que tarde o temprano estos dejarán de tener efecto sobre ellas.

El problema con ello es que cuando una persona enferma a causa de una bacteria y ya esta es resistente, el medicamento no podrá combatirla y la enfermedad avanzará, pudiendo llegar a causar la muerte.

Si llevamos a esto a una escala mayor, podemos imaginar sin que suene descabellado que la incapacidad de desarrollar antibióticos efectivos que contrarrestren la resistencia a los medicamentos existentes tendrá graves consecuencias.

Los investigadores estiman que para mediados de siglo, la resistencia a los antibióticos podría dar lugar a una tasa de mortalidad global de hasta 10 millones por año, por lo que hay una necesidad urgente de desarrollar terapias nuevas y efectivas.

¿Pero es realmente posible atacar el problema de una manera diferente? Pues un equipo de investigadores del Trinity College de Dublín han estado trabajando en ello, encontrando dos respuestas muy diferentes al mismo problema, lo cual podría mejorar el panorama en cuanto a la mortalidad asociada a bacterias resistentes.

En su documento publicado en la revista Nature Communications presentan su descubrimiento de que dos especies muy diferentes de bacterias han desarrollado varios antibióticos distintos con potencial para batallar contra sus similares bacterianos.

Globomicina y mixovirescina

El autor principal del artículo es el profesor Martin Caffrey, miembro emérito de la Escuela de Bioquímica e Inmunología de Trinity, quien explicó que su investigación dio con un ejemplo de evolución molecular emergente:

“Específicamente, hemos descubierto cómo la evolución ha llevado a dos tipos completamente diferentes de bacterias a descubrir una forma de hacer dos antibióticos muy diferentes con los que defenderse de los vecinos bacterianos exactamente de la misma manera. Este es un ejemplo exquisito de evolución molecular convergente”.

Los antibióticos encontrados son químicamente diferentes, según explica el profesor. Uno es un depsipéptido cíclico (globomicina) y el otro una lactona macrocíclica (mixovirescina), pero ambos cumplen con el objetivo de bloquear la producción de los componentes clave de la envoltura celular en otras bacterias. “Esta arma mata o debilita a las otras bacterias”, aseguró.

“El objetivo de la pared celular bacteriana que ocupa el centro de nuestro trabajo también tiene una superficie de unión abierta pero, en su caso, la naturaleza ha descubierto al menos dos formas de atacarlo con una afinidad muy alta utilizando los antibióticos naturales, la globomicina y la mixovirescina. Y lo hacen de manera similar y distinta a la vez”.

La esperanza se origina de una enzima involucrada en la síntesis de la capa bacteriana descrita en el estudio. Pero los hallazgos también proporcionan a los diseñadores de medicamentos planos químicos o farmacóforos, que explican cómo una estructura molecular puede llevar a cabo una acción específica, en este caso un efecto antibiótico. Estos planos pueden guiar a los farmacéuticos en el diseño de nuevos medicamentos.

Fuente: tekcrispy.com