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Científicos chinos logran hacer crecer cuernos de ciervo en ratones

La implantación de cuernos de ciervo en ratones puede suponer una importante aportación para la medicina regenerativa aplicada a los humanos

Cuando parecía que ya lo habías visto todo, la realidad supera a la ficción con un –poquito de ayuda la ciencia–. Científicos de la Universidad Politécnica del Noroeste, en Xi’an, China, han logrado hacer crecer ‘mini cuernos’ en ratones. Para conseguirlo, han llevado a cabo la inserción de genes de ciervo en el genoma del ratón.

Los resultados fruto de este experimento hacen creer que los mamíferos que han perdido la capacidad de regenerar órganos, todavía pueden conservar algunos de estos genes regenerativos. Por su parte, las astas de ciervo son uno de los tejidos que más rápido crecen en todo el reino animal. De este modo, facilitan una visión muy clara de cómo los mamíferos pueden reconstruir células regularmente.

¿Cómo surge la idea de hacer crecer cuernos de ciervo en ratones?

Sabiendo que las cuernas de ciervo pueden crecer entre dos y cuatro centímetros al día en primavera y desarrollarse por completo en unos meses, los científicos han intentado aprovechar esas cualidades para intentar reproducirlas de forma controlada. De esta forma, lograron hacer crecer estructuras similares a esas cuernas de ciervo en ratones de laboratorio.

Ahora la pregunta es, ¿por qué lo han hecho? Pues bien, esto podría emplearse para ayudar a reparar huesos o cartílagos en humanos e, incluso, recuperar extremidades perdidas. De ser así, estaríamos ante un gran hito de la medicina regenerativa.

Así ha sido el proceso

En primer lugar, los científicos llevaron a cabo una investigación de la composición celular y la expresión genética del tejido de las astas, así como sus etapas de crecimiento. Tras esto, comenzaron a insertar células madre con potencial regenerativo en la frente de los roedores.

Gracias a esto, descubrieron que los implantes más efectivos son los derivados de astas que se mudaron hacía menos de cinco días. En los 45 días siguientes a la implantación, los ratones empezaron a desarrollar pequeños cuernos.

Tal y como plasmaron los autores en el documento, «las astas se habían alargado rápidamente, mostrando los mecanismos genéticos que dan como resultado su desarrollo y brindando información sobre cómo podrían utilizarse en la medicina ósea humana».

A pesar de que estos resultados son preliminares, lo cierto es que los investigadores creen que podrían tener relevantes implicaciones para los humanos. Sin embargo, este tratamiento podría dar lugar a dilemas éticos, puesto que se trata de implantar células de una especie a otra.

Fuente: revistajaraysedal.es