Conrado Varotto (77) fue distinguido este martes como mejor investigador del año y a la vez recibió el Premio Houssay Trayectoria de manos de Mauricio Macri, por su gran aporte a la ciencia e investigación en Argentina. Fue el fundador de INVAP, puso cuatro satélites de la Argentina en órbita y estuvo 24 años al frente de la dirección de la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE), puesto que dejó el año pasado para convertirse en un consultor “ad honorem”.
Su historia es la de un inmigrante italiano que se enamoró del país y que le devolvió con creces todas las oportunidades que recibió.
Clarín puedo hablar con él por teléfono, mientras viajaba junto a una de sus hijas a la Casa Rosada. Allí la Secretaría de Gobierno de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva de la Nación preparó la entrega -a él y a otros investigadores- de los premios a las personalidades destacadas de la ciencia.
Emocionado por este reconocimiento, Varotto no para de agradecer a familiares y amigos sus logros en su extensa carrera como investigador. Dice que se queda con un balance muy “positivo” de su trabajo y asegura que “no se merece” tanto reconocimiento. “Es un país que me dio todas las oportunidades y espero que se la de también a otros”, comenta.
Varotto nació en 1941 en Brugine, provincia de Padova en Italia durante la Segunda Guerra Mundial. Tenía 9 años cuando en 1951 llegó a la Argentina junto a su mamá y su hermano mayor Mario. Su papá, que había viajado antes, los esperaba.
Ya instalados en el país, él y su hermano entraron becados al colegio Salvador. “Los jesuitas fueron los encargados darme un montón de valores que aún tengo y también se encargaron de desarrollar mi amor a las ciencias duras, particularmente la Física”, recuerda Conrado durante la charla con Clarín.
Dice que en ese momento se dio cuenta de que Argentina era “un país maravilloso, lleno de oportunidades”. Muchos lo consideran un genio porque terminó el secundario como prodigio a los 16 años. Él asegura que no es para nada “un genio” y que sólo aprovechó “las oportunidades que se le presentaron”. También reconoce que sufrió las ciencias porque “le exigían mucho por sus facilidades naturales”.
En el 55, ingresó a la Universidad de Buenos Aires y poco después se fue a Bariloche a estudiar en el Instituto Balseiro, siendo uno de sus primeros alumnos y donde se licenciaría en física y luego obtendría su doctorado en 1968.
Es uno de los grandes impulsores de la actividad espacial argentina. Fue fundador de INVAP y director ejecutivo y técnico de la CONAE durante 24 años. Es además responsable de poner en órbita los cuatro satélites que tiene el país para observación de la Tierra y clave en el proceso de enriquecimiento de uranio en la Argentina.
Cuenta que cuando llegó a la CONAE el país había tomado la decisión de crear una agencia espacial y con mucho esfuerzo y voluntad puso en marcha un montón de proyectos que hoy son orgullo de la ciencia argentina.
Varotto transitó como titular de la CONAE por varios gobierno de distintos signos políticos y siempre supo mantenerse al margen para beneficiar la investigación y el desarrollo científico del país. “Cuando la gente está comprometida de verdad, los argentinos podemos hacer muchas cosas importantes. Solo hace falta voluntad y esfuerzo, Nada más. Y tenemos que dejar de jorobar con criticarnos tanto”, asegura.
Por otro lado, asegura que “el país no está en una situación fácil”. Pero también sostiene que “se está haciendo un gran esfuerzo en lo que es Ciencia, Tecnología y Educación dentro de las limitaciones que son grandes”.
Revela que recién ahora los bancos están entendiendo que el desarrollo de “conocimiento es un negocio riesgoso”. “No se pueden realizar grandes avances científicos en los que no haya riesgo financiero. Los inversores tienen que entender que estamos lidiando con lo desconocido. Esto algo que entendieron muy bien otros países como Estados Unidos, Europa y Japón. Nosotros estamos todavía lejos de esos pero ya se empieza a ver un cambio en este aspecto en Argentina”, considera.
Varotto esta jubilado pero es ahora “consultor ad honorem” de la CONAE. “Me dejan trabajar con los fierros, con los jóvenes. Yo voy y hablo con ellos. Soy como un tábano que los pica, hasta que no me den con un palazo, voy a seguir molestando”, dice, y agrega que “les da ánimo” para que sigan investigando a pesar de los “vaivenes económicos que tiene este país”.
Por otro lado, Conrado muestra su preocupación por la educación y les pide a los docentes que “vuelvan a sentirse educadores”, que “lo hagan por el futuro del país”. Asegura que todos ellos merecen “un salario digno”, pero también remarca que los “docentes son pilares para nuestra sociedad y no podemos dejar que la educación se destruya”.
Fuente: clarin.com