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Avance clave en el reciclaje de tejidos textiles

La ropa demasiado vieja para poder ser remendada, suele acabar en el vertedero y a menudo es quemada. Apenas se recicla nada.

Y sin embargo, la Tierra necesita con creciente urgencia tejidos textiles reciclados, ya que cultivar algodón y otras materias primas vegetales para tejidos textiles requiere mucha energía, agua y tierra agrícola.

El problema es que reciclar tejidos textiles ha venido siendo sumamente difícil.

Las cadenas de celulosa, principal componente de las fibras vegetales, son complejas y largas. Además, los tejidos de algodón se tratan profusamente con tintes, agentes protectores y otros productos químicos.

El equipo de Edvin Bågenholm-Ruuth, de la Universidad de Lund en Suecia, ha encontrado ahora la forma de aflojar y convertir las complejas fibras de algodón en fibras de viscosa.

La viscosa, a veces denominada seda artificial, es un componente habitual de prendas como blusas, faldas y vestidos. Su materia prima es la celulosa, en la mayoría de los casos madera.

La nueva técnica puede que pronto esté lista para comenzar a utilizarse en la producción comercial a gran escala de viscosa a partir de tejidos textiles reciclados, con el consiguiente ahorro de valiosos recursos forestales.

Ya existen variantes de viscosa que se producen en cierta medida a partir de viejas fibras de algodón. Sin embargo, un producto satisfactorio suele requerir un alto porcentaje de fibra “virgen”.

En cambio, el nuevo proceso genera un producto de gran calidad y además a bajo costo, sin requerir fibra virgen.

Bågenholm-Ruuth y sus colegas exponen los detalles técnicos del nuevo proceso en la revista académica Cellulose, bajo el título “Transforming post-consumer cotton waste textiles into viscose staple fiber using hydrated zinc chloride”.

Se ha creado una empresa, ShareTex, para adaptar la tecnología al uso industrial a gran escala, y se espera que la producción a gran escala de viscosa derivada de tejidos reciclados pueda iniciarse en un plazo de cinco a siete años.

Fuente: noticiasdelaciencia.com