Así dice la ciencia que deben ser las imágenes para captar tu atención en Instagram y Snapchat

Según una investigación del University College de Londres, la sesera humana se siente especialmente atraída por las imágenes que muestran personas ganando o disfrutando. Por el contrario, suele pasar por alto las fotografías asociadas con perder, imágenes sangrientas o retratos que muestran emociones negativas, por ejemplo una cara enfadada.

Tal y como concluían sus autores en la revista ‘Emotion’, donde publicaron un artículo con sus hallazgos, si alguien está distraído u ocupado podemos captar su atención con imágenes felices, triunfantes o incluso románticas, pero ignorará las imágenes negativas. “Eso significa que los anuncios de ONGs no deberían mostrar imágenes de sufrimiento para captar donantes”, explica Nilli Lavie, coautora del estudio.

Claro que no es lo mismo un triunfador retratado de frente que de espaldas, porque los rostros humanos se llevan la palma captando nuestra atención -sobre todo si lo que nos topamos con una cara bonita-. Un estudio noruego reveló que existe un mecanismo neurológico que activa el sistema de recompensa cerebral y genera sensaciones placenteras cuando contemplamos un rostro bello, tan gratas como llevarnos a la boca un bombón de chocolate. Eso sí, es mejor que el retratado no lleve puestas gafas de sol, ya que el sistema visual dirige en primer lugar la atención hacia los ojos.

Si lo que tenemos delante no es el rostro de un adulto sino el de un bebé el ‘flechazo’ cerebral es inevitable. De acuerdo con otro reciente estudio, también británico, eso se debe a que existe una zona de la sesera, la corteza orbitofrontal medial, que también está implicada en la sensación de recompensa y que sólo entra en acción ante el rostro de una ‘cría’ humana. “Existe un mecanismo innato para que sintamos afecto y un sentimiento protector hacia los recién nacidos”, concluían los autores.

Si lo que aparece ante los ojos es una imagen erótica, las neuronas responden con más intensidad que ante cualquier otro tipo de imágenes y, además, se activan un 20% más rápido. De acuerdo con otro estudio de la Escuela de Medicina de la Universidad de Washington, todo apunta a que existe un circuito neuronal especializado en procesar este tipo de imágenes, posiblemente ubicado en la corteza prefrontal. Y que por alguna razón evolutiva es prioritario para nuestra sesera identificar este tipo de escenas.

Los colores de las fotografías también nos condicionan: los ojos se nos van detrás de las imágenes en que un elemento de color rojo destaca sobre un fondo predominantemente verde, especialmente si es natural. Sin embargo, la combinación amarillo-azul suele pasar bastante desapercibida.

El neuropsicólogo alemán Peter Koenig sostiene al respecto que el contraste rojo-verde es tan llamativo porque nuestra percepción cerebral de los colores “ha evolucionado durante milenios para ayudarnos a distinguir frutas y plantas comestibles en su entorno natural”.

Sea como fuere, lo que queda claro es que el triunfo de las redes sociales basadas en contenidos visuales, como Instagram o Snapchat, tiene un fundamento científico. Entre otras cosas que procesamos las fotografías y los vídeos miles de veces más rápido que los textos. Concretamente, el cerebro humano es capaz de procesar una fotografía en sólo 13 milisegundos: casi más rápido de lo que podemos pasar de una imagen a la siguiente deslizando el dedo sobre la pantalla.

Fuente: tecnoxplora.com