Arqueólogos descubren una fortaleza de 6.000 años en Rusia que podría revelar un misterio de la Edad de Piedra

Arqueólogos rusos hallaron los restos de una fortaleza de más de 6.000 años de antigüedad en la región de Leningrado. El asentamiento, rodeado por una empalizada y con evidencias de organización social avanzada, desafía las teorías sobre cuándo surgieron las primeras comunidades fortificadas del norte de Europa

Un equipo del Instituto de Historia de la Cultura Material (IHCM) de la Academia de Ciencias de Rusia ha descubierto una estructura que podría reescribir parte de la historia antigua del norte de Europa. En las cercanías de la localidad de Ust-Lugá, los arqueólogos hallaron los restos de un asentamiento fortificado de más de seis milenios de antigüedad, bautizado como Kurovitsi-9.

Los investigadores aseguran que se trata de una de las fortificaciones más antiguas jamás encontradas en Rusia, y lo más sorprendente es su localización: una zona alejada de lagos o ríos navegables, algo inusual para las comunidades del Neolítico, que solían asentarse junto al agua por razones de supervivencia.

Según los expertos del IHCM, esta elección del terreno indica que los habitantes de Kurovitsi-9 buscaban seguridad antes que comodidad, un rasgo más propio de sociedades posteriores, como las de la Edad de Hierro o la Edad Media.

Una comunidad organizada y preparada para defenderse

El análisis del terreno reveló que el asentamiento estaba protegido por una empalizada de madera, rodeando un espacio suficiente para albergar a varias decenas de personas. Dentro del perímetro se identificaron hogares, chimeneas, restos de viviendas y fogatas, además de una notable cantidad de fragmentos de cerámica, adornos y herramientas.

El arqueólogo Andréi Gorodílov, uno de los líderes del proyecto, detalló que el equipo excavó dos áreas de unos 600 metros cuadrados cada una, donde se hallaron los restos del canal defensivo que rodeaba la empalizada. Todo apunta a que se trataba de un grupo numeroso y bien estructurado, con roles definidos dentro de una comunidad que había aprendido a protegerse de amenazas externas.

Los artefactos recuperados pertenecen a la cultura de la cerámica perforada rómbica, propia de regiones más al norte, en Karelia, lo que sugiere que los fundadores de Kurovitsi-9 eran grupos migrantes que se desplazaron hacia el sur en busca de nuevos territorios, probablemente huyendo de conflictos o presiones ambientales.

Una fortaleza que desafía la cronología histórica

El hallazgo resulta especialmente importante porque desafía la idea tradicional de que las primeras fortificaciones surgieron en el norte de Europa miles de años después, durante la Edad de Bronce tardía. Hasta ahora, no existían evidencias de estructuras defensivas tan antiguas en esta parte del continente.

“Este descubrimiento demuestra que ya durante la Edad de Piedra existían comunidades con estructuras sociales complejas y con capacidad para organizar la defensa colectiva”, explicaron los investigadores en un comunicado.

Además, la ubicación del asentamiento, en una zona sin posteriores ocupaciones humanas, permitió preservar intactas las capas culturales, ofreciendo una visión excepcionalmente clara del modo de vida de estos primeros constructores de fortificaciones.

Vasijas, armas y el rastro de una cultura olvidada

Las imágenes publicadas por el IHCM muestran vasijas de cerámica decorada, puntas de lanza, herramientas de piedra y adornos de gran valor arqueológico. Estas piezas ayudan a reconstruir no solo la vida cotidiana de los habitantes de Kurovitsi-9, sino también sus vínculos culturales con otras regiones del norte de Eurasia.

Los especialistas creen que este asentamiento podría ser el antecedente directo de las comunidades fortificadas que dominarían el territorio siglos más tarde, cuando las tensiones por recursos y territorios dieron lugar a los primeros sistemas defensivos organizados.

Este hallazgo, además de aportar datos inéditos sobre el desarrollo social en la Edad de Piedra, refuerza la idea de que el norte de Europa tuvo su propio camino hacia la civilización, distinto del que siguieron las regiones mediterráneas o del Cercano Oriente.

Fuente: es.gizmodo.com

Comentarios

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *