El ámbar, esa resina fosilizada que durante siglos se ha utilizado en joyería y arte, se ha convertido en uno de los materiales más valiosos para la paleontología moderna. Más allá de su belleza, este “cristal del tiempo” conserva organismos y fragmentos de ecosistemas con un detalle imposible de obtener en otros tipos de fósiles. Hoy, gracias a él, los científicos están reescribiendo páginas enteras de la historia evolutiva.
Un laboratorio natural creado por los bosques prehistóricos
El ámbar se forma cuando resina de árboles antiguos queda atrapada bajo sedimentos y, con el paso de millones de años, se endurece y fosiliza. Lo extraordinario es su capacidad para encapsular pequeños fragmentos de vida: insectos, plantas, plumas, pelos, esporas e incluso gotas de agua. Este proceso convierte cada pieza de ámbar en una cápsula temporal capaz de preservar detalles microscópicos, desde la estructura de un ala de mosquito hasta el color original de una pluma de dinosaurio.
Por qué el ámbar es clave para la paleontología moderna
Preserva tejidos blandos
A diferencia de los fósiles tradicionales —huesos o huellas—, el ámbar puede conservar tejidos blandos, permitiendo estudiar anatomía, comportamiento y ecología con una resolución extraordinaria.
Instantánea de un ecosistema
Cada fragmento es un registro congelado de un instante: un insecto atrapado mientras cazaba, una araña protegiendo sus huevos, o un polen transportado por el viento. Esto ayuda a reconstruir la ecología de bosques desaparecidos.
Información genética y bioquímica (con límites)
Aunque no es posible recuperar ADN completo, sí se obtienen moléculas, pigmentos y estructuras que dan pistas sobre metabolismo y fisiología.
Claves evolutivas
Ha permitido descubrir especies desconocidas y llenar huecos entre linajes modernos y antiguos, como arañas primitivas, avispas parasitarias o aves tempranas.
Hallazgos recientes que han cambiado la historia
En las últimas dos décadas, depósitos como los de Birmania, República Dominicana o el Báltico han proporcionado algunos de los descubrimientos más fascinantes:
- Plumas de dinosaurios no avianos que han revelado cómo evolucionó el plumaje antes del vuelo.
- Gotas de sangre y fluidos corporales fosilizados, que ofrecen pistas sobre infecciones y parásitos prehistóricos.
- Mamíferos diminutos atrapados con su pelo intacto, ampliando el conocimiento sobre los primeros grupos de mamíferos del Cretácico.
- Plantas florales tempranas, claves en la expansión de las angiospermas que transformaron los ecosistemas de todo el planeta.
Tecnologías que están potenciando su estudio
El auge de técnicas como la tomografía micro-CT, la espectroscopía Raman o la fotogrametría digital está permitiendo estudiar inclusiones sin destruir el ámbar. Estas herramientas revelan estructuras internas invisibles al ojo humano y abren nuevas vías para comprender procesos biológicos y evolutivos.
El debate ético y la necesidad de regulación
No todo es sencillo en el mundo del ámbar. Especialmente en yacimientos de Myanmar, la extracción ha estado asociada a conflictos sociopolíticos. La comunidad científica reclama una regulación estricta que garantice la trazabilidad y la adquisición ética de las piezas, sin poner en riesgo a comunidades locales.
Fuente: noticiasdelaciencia.com


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