Instituciones de los sectores académico y privado de México y Gran Bretaña han llevado a cabo una investigación con microalgas que arrojará una nueva generación de bioactivos promotores del crecimiento de plantas, útiles para el sector agrícola. El producto final será comercializado en Latinoamérica y Europa.
El bioestimulante orgánico desarrollado de microalgas ha sido aplicado en cultivo de hortalizas de alto valor, de tecnificación media a alta. El coordinador del consorcio científico ha sido el mexicano Leopoldo Herrera Rodríguez, quien en entrevista explica que el producto ha comprobado resultados en puntos muy específicos del cultivo, por ejemplo, al inicio del mismo, en la producción de plántula, la cual resulta más vigorizada y con raíces fuertes para poder ser trasplantada. En otras etapas del crecimiento del cultivo puede emplearse para generar más follaje, que se desarrollen más flores y/o frutas o bien incorporar metabolitos que incentiven el sabor.
“A diferencia de la mayoría de las tecnologías que se encuentran actualmente en el mercado, podemos asegurar la calidad del producto, porque en nuestro sistema controlamos las principales variables y factores ambientales a fin de garantizar los metabolitos que ofrecemos. Además, nuestro costo de producción es bajo”, comenta el doctor en biotecnología por la Universidad de Manchester.
El proyecto “Nuevos activos biológicos agrícolas a partir de microalgas (#NABAMA)” inició en 2016 y en él han participado las universidades de Manchester (Inglaterra) y la Autónoma de Baja California; también han sido parte del mismo las empresas Biorganix Mexicana, además de Plymouth Marine Laboratory, Protein Technologies y AlgaeCytes como instituciones británicas.
“La investigación que inició con 70 diferentes especies de microalgas, tanto de agua salda como dulce se redujo a 12 por ser éstas seleccionadas por su mayor cantidad de metabolitos que buscábamos, así como por tener mayor efecto in vitro y en invernadero sobre cultivos comerciales; ahora en la fase final del proyecto estamos trabajando con las mejores tres”, detalla quien ha sido coordinador del proyecto durante el primer año y medio desde Inglaterra. Lo que resta por concluir en 2018 es la validación en campo y escalamiento industrial a realizarse en México.
El especialista explica que el Reino Unido tiene una industria de microalgas muy dinámica y con mucha innovación, hay vínculos muy bien organizados entre industria y academia. Sin embargo, las condiciones para el crecimiento de las microalgas en este país no son las mejores; en cambio, en México hay días largos y cálidos, agua y mucha costa, lo que significa que hay un gran potencial para explotación de esta tecnología. Como parte de este proyecto se está creando una red de empresas y grupos de investigación entre México y el Reino Unido (PhycoMex.UK) que potencialice las capacidades de cada país y fomente más alianzas.
Herrera Rodríguez confiesa que llegó a la Universidad de Manchester interesado en estudiar una maestría en comercialización de la tecnología, pero su proyecto de tesis lo llevó a incorporarse a la empresa Protein Technologies.
“Un problema a nivel mundial es que ya no hay plazas suficientes para desarrollar una vida académica, y muy pocos académicos en formación voltean la cara para ver la posibilidad de trabajar con la industria o para ella, para ser emprendedores o consultores, y quienes hacemos ciencia debemos tenerlo en cuenta. No hay que cerrarse las puertas pues la formación científica tiene características muy particulares que pueden ser de gran utilidad en otras áreas”, concluye el distinguido mexicano. (Agencia ID)