Investigadora mexicana logra en Noruega obtener de microalgas productos benéficos a la salud
En Noruega, la acuacultura es considerada una actividad primaria y como parte de ella ha cobrado enorme importancia la producción de microalgas en cultivos heterotróficos, es decir, en oscuridad y con fuentes de carbono orgánico. Esta es la especialidad de la científica mexicana Daniela Morales Sánchez, quien participa en investigaciones para la Nord University, de aquel país, con el objetivo de obtener diversos metabolitos del microorganismo en beneficio de la salud humana.
La especialista en ingeniería metabólica de microalgas explica que la relevancia en el cultivo de estas especies se debe a que en invierno Noruega carece de luz solar y por tanto el organismo humano disminuye la producción de vitamina D, lo que ocasiona muchos problemas de salud en la población.
Para compensar la ausencia del nutriente se incrementa el consumo de ácidos grasos omega 3 y 6, mismos que generalmente se obtienen al comer peces —Noruega es uno de los principales países productores de salmón—, y éstos los obtienen de las microalgas.
Sobre el proyecto, la doctora Morales Sánchez detalla que en Noruega en verano se tiene luz solar casi las 24 horas del día y se aprovecha ese periodo para el cultivo fototrófico de las microalgas con luz natural. No obstante, para llegar a condiciones óptimas para su crecimiento se necesita caracterizarlas a nivel laboratorio, donde se usa la luz artificial que se puede controlar fácilmente empleando fotobioreactores. Alternativamente, junto con los cultivos heterotroficos, en invierno se usa luz artificial porque no todas las microalgas pueden vivir en oscuridad con fuentes de carbono orgánico.
“En el proyecto empleamos microalgas polares (snow algae) que han sido aisladas de algunas regiones de Noruega adaptadas al clima frio, por lo que no necesitamos calentar el medio de cultivo y con eso nos ahorramos energía y recursos económicos. Además, una de las formas en las que las microalgas polares se adaptan a los ambientes polares es modificando sus membranas celulares incrementado la síntesis de ácidos grasos poliinsaturados, los cuales mantienen la fluidez de la membrana durante las bajas temperaturas y también son usados para reparar danos en la membrana celular, actuando como antioxidantes que combaten contra los radicales libres, debido a los múltiples dobles enlaces presentes en los ácidos grasos poliinsaturados”, explica la biotecnóloga mexicana.
La doctora Morales Sánchez llega a Noruega después de buscar posiciones de post doctorado y encontró una oportunidad en Nord University, institución que pedía el perfil exacto de la mexicana. “Apliqué a la convocatoria y después de la entrevista me avisaron que yo estaba en la posición uno en el ranking sobre 60 candidatos, así que acepté el trabajo”.
Daniela Morales es ingeniera bioquímica egresada del Instituto Tecnológico de Tuxtla Gutiérrez, Chiapas. Realizó su residencia profesional y maestría en el Instituto de Biotecnología de la UNAM, bajo la tutoría del doctor Enrique Galindo Fentanes.
En la misma institución llevó a cabo el doctorado y centró su tesis en la producción de microalgas en cultivos heterotróficos en fermentadores para la producción de biodiesel con la idea de emplear desechos agroindustriales como fuentes de carbono.
En la misma línea de investigación realizó un post doctorado en la Universidad de Nebraska-Lincoln, en Estados Unidos, donde por tres años y medio investigó en microalgas la forma de incrementar la producción de lípidos para su uso potencial como biocombustibles a través de ingeniería metabólica.
“Participo en proyectos de investigación que he sometido con el gobierno noruego en colaboración con mi antiguo grupo de investigación en la UNAM. Uno de esos es el cultivo de microalgas heterotroficas usando residuos de la industria pesquera y de alimentos procesados, el cual es asesorado por el doctor Alfredo Martínez, experto en la obtención y aprovechamiento de esas fuentes de carbono”. (Agencia ID)