Si bien diversas investigaciones a nivel mundial han planteado que tener sobrepeso u obesidad en etapas tempranas de la vida predispone de tres a seis veces más el riesgo a la aparición de demencias y enfermedad de Alzheimer en el adulto mayor, en México no hay estudios científicos que puedan corroborar si en la población nacional aplica el enunciado.
Bajo esta perspectiva, investigadores del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán (INCMNSZ) llevan a cabo un proyecto que evalúa las capacidades cognitivas en población menor a 55 años de edad con obesidad, y que plantea la evaluación neurocognitiva antes y después de iniciar un tratamiento integral de pérdida de peso.
Titular del proyecto es la doctora Emma Adriana Chávez Manzanera, endocrinóloga adscrita a la Clínica de Obesidad y Trastornos de la Conducta Alimentaria del INCMNSZ., quien señala que México es uno de los países latinoamericanos con mayor prevalencia de Alzheimer, la cual está altamente asociada con la presencia de síndrome metabólico, diabetes y obesidad.
De ahí la importancia de entender esta relación para la realización de un diagnóstico oportuno en etapas tempranas de la vida, como infancia, adolescencia y adultez joven, y evitar el incremento en la incidencia de diagnósticos en enfermedades neurodegenerativas.
“La literatura menciona que la obesidad a mediana edad está asociada con daños neurológicos relacionados con Alzheimer y da conocimiento sobre la importancia de mantener un peso saludable desde etapas tempranas de la vida, contribuyendo a un efecto protector”, menciona la doctora Chávez Manzanera.
Para llevar a cabo este proyecto, el grupo de investigación se han dedicado a la evaluación de 202 mexicanos, de los cuales la mitad son delgados y la otra mitad tiene obesidad, donde se hace una comparación basal entre ellos antes y después de iniciar el programa de pérdida de peso a los seis y doce meses de seguimiento.
Así, el principal dominio cognitivo que se evalúa en dicho proyecto es el funcionamiento ejecutivo, como la toma de decisiones, planeación, resolución de problemas, memoria de trabajo, flexibilidad cognitiva, control inhibitorio y retroalimentación.
La intención es observar la relación existente entre el peso corporal con el funcionamiento cognitivo y registrar cómo responde el paciente a un programa multidisciplinario de pérdida de peso que, además de enfocarse en la alimentación, actividad física y tratamiento de comorbilidades médicas, también evalúa cambios conductuales y psicológicos.
“Los programas de obesidad deberían tener una evaluación cognitiva debido a que podrían identificarse individuos que están en riesgo de tener deterioro cognitivo leve, por lo que tendríamos de manera más oportuna una rehabilitación neurocognitiva e incidir en forma más temprana en mejorar la salud, no solo optimizando peso corporal y comorbilidades médicas, sino también mejoría en calidad de vida”.
El proyecto científico del INCMNSZ fue uno de los beneficiados con el premio APIN (Apoyo a Programas de Investigación en Nutrición) que respalda el Instituto de Nutrición y Salud Kellogg’s. El aporte económico fue de un millón 22 mil pesos para que la investigación continúe.
“Todo el entendimiento de esta mecánica desafortunadamente se ha realizado solo en adultos mayores de 60 años, donde los indicios de la demencia pudieran ya estar presentes. Lo que nosotros queremos evaluar es a pacientes con obesidad en etapas más tempranas de la vida, con la finalidad de aplicar medicina preventiva”, reitera la endocrinóloga Chávez Manzanera. (Agencia ID)