Los perros tienden más que los niños humanos a ignorar los “malos consejos”

Los perros tienden menos que los niños humanos a tomar como referencias a seguir los actos equivocados o inútiles de un “profesor”, según un nuevo estudio. Los perros solo copian las acciones humanas si son absolutamente necesarias para llevar a buen puerto la tarea que desean realizar. Los niños en cambio suelen copiar todas las acciones del profesor, aunque resulten innecesarias y por tanto impliquen una pérdida de tiempo.

 Por ejemplo, en un estudio llevado a cabo previamente en la Universidad Yale de Estados Unidos por Frank Keil y sus colegas, unos niños miraban a una persona resolviendo el misterio de la ubicación de un objeto oculto moviendo primero una palanca y después levantando una tapa para sacar el premio. Aunque la palanca era completamente irrelevante porque claramente no tenía ninguna influencia sobre la tapa, los niños llevaban a cabo repetidamente ambas acciones, incluso cuando tenían que encontrar el premio lo más rápido posible.

 El nuevo estudio, realizado por el equipo de Laurie Santos, directora del Centro de Cognición Canina, dependiente de la Universidad Yale en New Haven, Connecticut, Estados Unidos, muestra que los perros omitirán acciones irrelevantes cuando hay una forma más eficiente de resolver un problema, incluso cuando un humano realice repetidamente estas acciones ante ellos.

 Aunque los perros son animales altamente sociales, tienen un límite a la hora de imitar acciones irrelevantes.

El equipo de Santos, Angie Johnston y Paul Holden diseñó un juego apto para perros en el que la única acción necesaria para conseguir el premio era levantar la tapa de una caja. Sin embargo, como en el experimento previo con niños, cuando los investigadores enseñaron a los perros cómo usar la caja, primero les mostraban una palanca en un costado de esta, antes de levantar la tapa para conseguir la recompensa. Una vez los perros aprendieron cómo abrir la caja, dejaron de usar la palanca irrelevante, algo que no ocurría con los niños humanos.

 Los investigadores comprobaron además que los perros tenían la misma probabilidad de dejar de usar la palanca que los cánidos no domesticados, como los dingos australianos.

Fuente: noticiasdelaciencia.com