Turbinas sumergidas para generar electricidad a partir de las corrientes marítimas
Unos investigadores están desarrollando turbinas para convertir la energía del movimiento del agua en energía renovable limpia.
El equipo de Tsumoru Shintake, del Instituto de Ciencia y Tecnología de Okinawa (OIST) en Japón, trabaja en el aprovechamiento de la energía de la corriente oceánica que fluye desde la costa oriental de Taiwán y alrededor de la parte sur de Japón. Para este proyecto se utilizan turbinas sumergidas ancladas al suelo marino a través de cables de amarre que convierten la energía cinética de las corrientes naturales sostenidas en electricidad utilizable, que después es suministrada por cables a tierra firme. La fase inicial del proyecto fue exitosa, y el grupo está ahora buscando empresas colaboradoras para continuar hacia la próxima fase.
Una de las características clave que debe tener cualquier infraestructura de esta clase es que sea barata y con un mantenimiento fácil de realizar. Aquí es donde entran en juego el diseño de las turbinas y el vigor de las olas del océano en la costa. La instalación de estas turbinas en los puntos adecuados podría tanto generar energía eficientemente como ayudar a proteger al litoral al actuar como barreras de seguridad.
Usando apenas un 1% del litoral continental, Japón puede generar unos 10 gigavatios de energía, que es equivalente a la producción de 10 centrales nucleares.
Cada ubicación permite que las turbinas queden expuestas a condiciones de oleaje ideales, que las permitan no solo generar energía limpia y renovable, sino también cumplir ese papel de barreras protectoras al ayudar a impedir la erosión de las costas. Las turbinas además resultan asequibles para casos en los que se disponga de una infraestructura y una financiación limitadas.
Las propias turbinas son construidas para soportar las fuerzas que actúen sobre ellas durante condiciones de oleaje adversas, así como la meteorología extrema, como un tifón. El diseño de las palas y el uso de los materiales en ellas están inspirados por las aletas de los delfines: son flexibles y por tanto pueden liberar tensión estructural, en vez de permanecer rígidas y arriesgarse a romperse. La estructura de soporte es también flexible, como una flor. El tallo de una flor se dobla bajo el viento, y eso hacen las turbinas, que se doblan a lo largo de sus ejes de anclaje. Por otro lado, están construidas con el objetivo de ser seguras para la vida marina circundante: las palas giran a una velocidad cuidadosamente calculada que permite escapar a las criaturas que pasan entre ellas.
Fuente: noticiasdelaciencia.com