Robots saltarines
Los robots son pésimos saltadores. Algunos pueden llegar alto, pero no hacerlo repetidas veces en poco tiempo, y a otros les ocurre lo contrario. Duncan Haldane, robotista y estudiante de doctorado en la Universidad de California en Berkeley, reparó en que una de las consecuencias de todo ello era que muchos de los robots actuales no pueden salvar los grandes huecos ni los elevados obstáculos que, por ejemplo, pueden encontrarse en el lugar de una catástrofe donde hay personas a las que rescatar. Así que decidió fijarse en el reino animal y estudiar los mejores saltadores de la naturaleza, con el objetivo de encontrar uno que sirviese como modelo para crear una máquina más ágil y autónoma.
Haldane comenzó por definir una medida que evaluase tanto la altura a la que podía saltar un animal como la velocidad con que lo hacía. Sus investigaciones concluyeron que el mejor saltador continuo de la naturaleza era el gálago, un pequeño primate nocturno de África. El valor que la medida definida por Haldane arrojaba para los gálagos era el doble que el de cualquier robot actual. Los resultados han sido publicados en Science Robotics.
Las patas y los músculos del gálago están optimizados para doblar las rodillas y tender el cuerpo hacia delante, una postura que le permite almacenar energía potencial en los tendones. Haldane transfirió esa física a la construcción de un robot al que llamó Salto. Pesa 100 gramos y es capaz de saltar un metro en vertical. Sin embargo, lo más notable es que puede hacerlo desde el suelo hasta un punto en una pared y rebotar otros 1,21 metros de media más arriba. El investigador asegura que el nuevo sistema podría aplicarse a cualquier robot. Tal vez solo sea cuestión de tiempo ver a nuestros amigos mecánicos saltando edificios altos, al menos en múltiples botes.
Fuente: investigacionyciencia.es