Primer paso para una aldea fabricada con polvo lunar
Investigadores alemanes han dado un paso significativo en la proeza tecnológica de construir una aldea en la Luna, impresa mediante láser en 3D teniendo como materia prima el polvo lunar.
Un equipo de científicos del Instituto de Sistemas Espaciales (IRAS) de la Universidad Técnica de Braunschweig y del Laser Zentrum Hannover eV (LZH), logró derretir polvo lunar con un láser, primer paso para convertirlo en los bloques de construcción de la primera aldea lunar.
El polvo lunar es el que se encuentra en la superficie de la Luna: después de derretirse y enfriarse, se convierte en un cuerpo sólido adecuado para construir infraestructuras completas como cimientos, caminos y superficies de aterrizaje.
Lo que persigue este proyecto, que lleva ya dos años de desarrollo, es simular en la Tierra lo que habría que hacer en la superficie de nuestro satélite para fabricar bloques de construcción con el polvo o regolito lunar.
El último paso en este trayecto ha consistido en experimentos de laboratorio realizados con un láser situado en el brazo robótico que en su momento se posará sobre la Luna para repetir lo aprendido en la Tierra.
Los investigadores probarán su tecnología, llamada MOONRISE, en un escenario real: su brazo robótico viajará a la Luna a bordo del Rover Audi lunar Quattro que la compañía PTScientist, con sede en Berlín, tiene previsto enviar este año.
Los científicos quieren aprovechar el viaje para derretir regolito directamente en la superficie lunar de manera controlada utilizando su sistema láser. En los últimos dos años, han desarrollado un cabezal láser que tiene aproximadamente el tamaño de una caja y que ya ha superado las necesarias pruebas de temperatura-vacío y vibración.
Durante el experimento de laboratorio, el brazo robótico controló la cabeza láser para derretir regolitos e «imprimir» carriles conjuntos sobre esa réplica del polvo lunar, de manera similar a como lo hará el día que se encuentre en nuestro satélite.
Ascensor Einstein
Previamente, los científicos habían adaptado la composición del regolito a las condiciones esperadas en el lugar de alunizaje.
Durante las primeras fases del experimento, los investigadores calcularon la duración de la irradiación necesaria para derretir el regolito, así como la potencia del láser.
A continuación, el regolito fue fundido en una cámara de vacío denominada Ascensor Einstein: una torre de caída clásica con la que se llevan a cabo experimentos en condiciones de microgravedad.
“Logramos derretir regolito en esferas, tanto bajo la ingravidez total como bajo la gravedad lunar. ¡Eso es único en el mundo!», declara exultante uno de los artífices de la proeza tecnológica, Ludger Overmeyer, en un comunicado.
Enrico Stoll, otro de los investigadores, añade: «pudimos controlar con precisión el cabezal láser en el brazo del vehículo de exploración espacial (Rover) y así fundir estructuras más grandes con precisión. ¡Todo un éxito! Ya tenemos una base sólida para la impresión 3D mediante láser en la Luna».
El siguiente paso que se proponen los investigadores es convertir el cabezal láser en un modelo que podría imprimir materiales de construcción para asentamientos enteros a partir del polvo lunar.
Base espacial
La Luna se perfila cada vez más como el primer paso de la colonización del espacio, algo hasta ahora considerado propio de la ciencia ficción, pero que en la práctica se ha convertido en algo plausible gracias a la tecnología.
En la actualidad, las grandes potencias han iniciado programas para volver a la Luna y aprovecharla como lugar de paso para continuar hasta Marte.
Dada su cercanía a la Tierra, casi 385.000 kilómetros que se pueden cubrir en menos de una semana de viaje, es relativamente sencillo desarrollar y abastecer una base lunar con fines de investigación, pero también como estación intermedia para objetivos más lejanos.
La mejor opción para convertir este sueño en realidad es fabricar la mayor parte de los componentes de la base lunar en el propio satélite, ya que cada kilogramo de carga que llevemos a nuestro satélite cuesta cerca de un millón de euros.
Lo que pretende la tecnología alemana es resolver este desafío con un sistema que puede obtener la materia prima de las infraestructuras del abundante del regolito e, incluso, fabricar con bloques de regolito las construcciones necesarias para la primera aldea lunar.
Fuente: tendencias21.levante.emv.com