Noticias falsas y coronavirus: “Me arrestaron por inventarme en Facebook que tenía covid-19”
Michael Lane Brandin sabía que su publicación en Facebook causaría agitación. Lo que seguro no pensó es que terminaría siendo arrestado, que perdería su trabajo y que afrontaría un costoso juicio que podría llevarlo a la cárcel.
Era una tarde cualquiera de marzo y en su muro de Facebook se preguntaba qué hacer ante un potencial brote de coronavirus.
Así que decidió, en sus palabras, “realizar un experimento social”.
Brandin publicó que había dado positivo por el nuevo coronavirus y que los doctores le habían dicho que el virus se propagaba a través del aire.
Las reacciones a la publicación en Facebook fueron de solidaridad y sorpresa.
“Hubo bastantes reacciones al post y muchos amigos me enviaron mensajes preguntando si estaba bien, así que les dije que en realidad era mentira”, dijo Brandin.
Pero lo que estaba sucediendo offline era más grave.
El rumor comenzó a expandirse rápidamente en el condado de Tyler en el estado de Texas, Estados Unidos, donde Brandin vive.
Esto sucedió días antes de que se establecieran las reglas de confinamiento y varias personas estaban llamando al hospital, preguntando si las noticias eran ciertas y si podían hacer algo para protegerse del virus.
Orden de arresto
La policía contactó a Michael y le dijo que modificara su publicación y aclarara que se trataba de un experimento.
Michael obedeció y así lo hizo.
Sin embargo, el rumor se hacía cada vez más grande y el siguiente post de Facebook en esta historia vino desde la oficina del alguacil del condado de Tyler:
“Tras la denuncia oficial de la fiscalía del distrito, el juez del condado, Jacques Blanchett, emitió una orden de arresto contra Brandin por el delito de ‘falsa alarma’, una ofensa menor de clase A”.
Brandin se entregó. Se fijó una fianza de US$1.000.
“Dijeron que tenía que pasar la noche en la cárcel porque debía esperar que el juez viniera al día siguiente. Estaba muy ansioso”, reconoce Brandin.
En una notificación pública, la oficina del alguacil manifestó que dicha acción fue motivada por “la preocupación creciente por el coronavirus en Estados Unidos, que el presidente Donald Trump ha declarado como emergencia nacional al igual que el gobernador de Texas, Gregg Abbott”.
Brandin fue puesto en libertad a la espera de ser citado por el juez. A pesar de la gravedad de esta situación, Brandin no está seguro de si se arrepiente o no de lo que hizo.
“Soy graduado de Comunicación Social y quería comprobar qué tan fácil publicar algo en línea y sembrar el pánico. Quería probar por qué es tan importante que la gente se informe e investigue antes de asumir como cierto todo lo que escucha o lee”, explica Brandin.
El joven comenta, además, que a causa de Facebook perdió su trabajo y sus beneficios sanitarios, que no pudo comenzar su máster por falta de dinero y que se convirtió en una carga financiera para toda la familia porque todos intentan ayudarle a pagar sus gastos.
“Aunque estas cosas sean negativas, comprobé lo que quería y eso me hace sentir bien”, dice Brandin.
En todo el mundo
EE.UU. no es el único país donde difundir información falsa en redes sociales sobre el virus puede llevar a un arresto.
Las aprehensiones por difundir noticias falsas se han reportado en India, Marruecos, Tailandia, Kenia, Camboya, Somalia, Etiopía, Singapur, Botsuana, Rusia y Sudáfrica.
En algunos casos, los rumores se han difundido con malicia. En otros, defensores de derechos humanos han admitido a la BBC su preocupación de que las extraordinarias circunstancias de la pandemia están dotando a las autoridades de poderes sin precedentes para emprender medidas drásticas contra la crítica y el disentimiento.
En Kenia, Robert Alai está en libertad bajo fianza y se enfrenta a una potencial condena de 10 años de cárcel por un tuit sobre el virus.
Alai, de 41 años, pasó tres días encerrado en una celda estrecha por un post en el que decía haber oído de un brote en el puerto de Mombasa.
De acuerdo a las autoridades, dicha acción violaba la Ley de Cibercrimen y Uso Inadecuado de Computación de 2018.
Alai fue arrestado un viernes y permaneció en la cárcel todo el fin de semana hasta que un juez pudo verlo.
El hombre argumenta que durante su detención no se aplicaron medidas de distanciamiento social hasta que él mismo lo advirtió.
“Dormí en el suelo de concreto junto a otros arrestados. No me dieron una máscara ni nada. No puedes arrestarme por poner vidas en peligro y luego mantenerme en esas condiciones durante la pandemia. Nos quejamos y por ello nos dividieron luego”, dice Alai.
A Alai se lo conoce por ser un bloguero en contra del gobierno con más de un millón de seguidores en Twitter.
La policía no respondió a la solicitud de la BBC para comentar sobre esto, pero publicó detalles en Twitter de un caso similar cinco días antes del arresto.
La Oficina de Investigación Criminal de Kenia afirmó que un hombre había sido arrestado en Miwingi “por publicar información falsa y alarmante sobre el coronavirus… se presentarán cargos por la publicación, que provoca pánico y viola la sección 23 del Uso Inadecuado de Computación”.
Las autoridades kenianas han insistido en que se deje de compartir informaciones falsas y rumores.
El día antes de que Alai fuera detenido, el secretario de Salud de Kenia, Mutahi Kagwe, dijo: “Estos rumores deben parar… pero como sé que los llamamientos vacíos no funcionan, procederemos a arrestar a un número de ellos para probar nuestro punto”.
Alai está convencido de que la información que difundió era cierta y que no había quebrado la ley, aunque la BBC no ha podido constatar su argumento de forma independiente.
Alai ha sido arrestado en otras ocasiones por dar su opinión sobre asuntos controvertidos. Piensa que la policía está usando la pandemia para intimidarle por sus críticas.
“Han arrestado a otros blogueros por asuntos similares y pienso que ahora se considera un crimen grave a cualquier tuit sobre el coronavirus o cualquier otra información en redes sociales. No digo que no deban arrestar a otras personas, pero creo que es importante que la policía haga su trabajo y se centren en la gente adecuada”, opina Alai.
Si lo declaran culpable, Alai se enfrenta a una multa de US$47.000 o a 10 años en prisión.
Más arrestos
En India, Sikandar Cuttrack también está a la espera de un juicio por cuestionar a las autoridades locales en Twitter.
“Intenté informar a la policía y a la administración sobre un paciente sospechoso de covid-19”, explica.
“Escribí algunos tuits sobre esto, pero la policía me arrestó diciendo que había creado pánico… yo no creo que me haya equivocado. Opino que la policía ha tomado una acción innecesaria. Esta situación les ha hecho más poderosos”, dice.
Cuttrack, un activista político que cree que su arresto está vinculado a su oposición al gobierno local, podría enfrentarse a tres años de cárcel.
La policía niega esta alegación. El comisario de la policía del estado indio de Orissa dice que está trabajando duro para detener la propagación del pánico provocada por la desinformación y las noticias falsas.
La Organización Mundial de la Salud dice que hay una “infodemia” en las redes y que el reto es grande para las autoridades del mundo a la hora de detener las noticias falsas sobre la pandemia.
Amenaza a las libertades
En un informe del mes pasado, la organización Humans Right Watch reconoció que la pandemia es una “amenaza pública seria y una emergencia” que necesitaba de una justificada “restricción de algunos derechos”.
Sin embargo, la organización dijo estar preocupada por el uso del estado de emergencia por parte de la policía y los gobiernos para limitar la libertad de expresión.
“En algunos países, los gobiernos no han mantenido el derecho a la libertad de expresión, emprendiendo acciones contra periodistas y trabajadores sanitarios”, dice el informe.
La publicación incluye ejemplos de cómo suprimir información en redes sociales ha sido perjudicial para la lucha contra el coronavirus.
Puso de ejemplo lo que sucedió a comienzos de enero, cuando el doctor chino Li Wenliang fue convocado por la policía por “difundir rumores” tras advertir del nuevo virus en una sala de chat en línea.
El balance entre permitir la libertad de expresión en las redes sociales y proteger a la gente del pánico es un desafío para cada nación.
Hay pocas dudas de que este periodo de la historia se estudiará por generaciones por el impacto de la pandemia tanto en la vida en línea como fuera.
Fuente: BBC