Los robots sexuales suben un nuevo peldaño hacia el realismo: tendrán la capacidad de ‘respirar’
¿No te importaría recurrir a un robot sexual, pero los modelos actualmente en el mercado no resultan lo bastante ‘humanos’ como para motivarte? Tranquilo, hay un fabricante de este reducido sector que ya ha pensado en ti, y se ha puesto manos a la obra para construir un robot que ‘respira’.
Su fabricante, AI-Aitech, es una compañía china que ya causó furor en su país de origen hace unos meses presentando a Emma, la sexbot de 3.100 dólares tan realista que incluso su temperatura se aproximaba a los 37º. Pues bien, el siguiente paso es incluir en sus robots una cavidad en el pecho que les dote de la apariencia de respiración, con sus correspondientes movimientos de inspiración y espiración.
Sam White, CEO de Cloud Climax, distribuidor británico de AI-Aitech, ha confirmado no sólo este aspecto, sino también que trabajan para lograr robots capaces de mover de forma realista sus extremidades, lo que les dotaría de la capacidad de abrazar o caminar. Según White, dichos avances se incorporarían a las nuevas generaciones de Emma… y, presumiblemente, a la versión masculina de dicho robot, que Cloud Climax confirmó semioficialmente hace unos meses.
El realismo es un logro, pero quizá nos terminemos pasando de frenada
Cada vez más personas reconocen que estarían dispuestas a probar el sexo con robots, y el creciente realismo de los mismos (junto, claro está, a la desaparición de ciertos tabúes culturales) parece tener un papel fundamental en esa tendencia.
Hoy, los ‘sexbots’ están lejos ya de ser las clásicas muñecas de silicona representadas por los primeros modelos, sino que empiezan ya a incorporar inteligencia artificial que les permite entender y responder a determinadas preguntas (y recordar datos que juzguen relevantes de las conversaciones), así como expresar emociones.
Brick Dollbanger, un ‘probador experto’ de esta clase de robots, afirma que la introducción de la tecnología 5G ayudará a que los nuevos modelos cuenten con un flujo más constante de información desde el software, obtendrá una mejor sincronización y un movimiento más suave de su hardware.
«Esa es la clave de la evolución sintética: no sólo contar con movimiento, sino que éste sea semejante al humano hasta el punto de ser indistinguibles de las personas».
De hecho, el creciente realismo de los nuevos modelos genera reticencias de todo tipo ante dicha evolución, y ha llevado a futurólogos como Ian Pearson a predecir que dentro de poco empezaremos a ver ‘leyes visuales’ que busquen impedir un exceso de parecido con humanos reales. Según Pearson, dichas leyes podrían obligar a los fabricantes a dotar de características antinaturales a sus modelos (por ejemplo, de unos ojos verde brillante).
Fuente: xataka.com