La atmósfera terrestre contiene más C02 ahora que en toda la historia de la humanidad. Cada año se liberan millones de toneladas de este gas, uno de los principales causantes del cambio climático, que el pasado mes de abril alcanzó una nueva máxima concentración histórica, 413,9 partes por millón (ppml). ¿Y si se pudiera reciclar ese dióxido de carbono en productos de valor?
Eso es precisamente lo que pretende un equipo de científicos de la Universidad de Toronto, en Canadá, que ha logrado diseñar un proceso estable y eficiente para convertir este gas de efecto invernadero en plástico. Y para ello, usan energía solar.
“Nuestra solución resuelve dos problemas a la vez”, afirma Pelayo García de Arquer, investigador postdoctoral y coautor de este trabajo, que recoge la revista Science. “Por un lado, como las energías renovables no se pueden almacenar, en ocasiones se producen picos de producción que hay que asimilar y eso hace que las empresas de energías renovables en ocasiones tengan incluso que pagar a consumidores para que usen esa energía. Es una cuestión que resolver si pretendemos que las renovables se extiendan aún más. Y por otro lado, logramos convertir el CO2 en otro producto útil utilizando esos electrones, dando salida a esa producción en red”, explica en una entrevista a Big Vang.
El objetivo es capturar el CO2 de las centrales eléctricas y las fábricas -e incluso directamente de la atmósfera algún día- y convertirlo usando una fuente de energía renovable en etileno, que es un producto químico muy habitual, precursor de muchos plásticos, como e polietileno, que es el más común y del que se producen anualmente en todo el planeta 80 millones de toneladas.
De hecho, en la actualidad ya existen procesos para filtrar y extraer CO2 de los gases invernadero, pero o bien son procesos inestables o bien no se obtiene un producto de valor que compense el coste de capturarlo. De ahí que los investigadores de Toronto se propusieran obtener un producto químico de valor, como el etileno, que haga atractivo para las empresas investir en la tecnología de captura de este gas.
Para ello, han utilizado un catalizador que han colocado sobre una capa porosa de teflón y encima han puesto grafito. Con esta fórmula han logrado aumentar hasta 15 veces la estabilidad del catalizador en comparación con los catalizadores previos. Además de ser más estable, el proceso resulta también más eficiente, porque utilizan energía solar para lograr la conversión. “Somos capaces de convertir CO2 en etileno a unas eficiencias que no se habían alcanzado nunca hasta ahora”, afirma García de Arquer.
Por el momento, los investigadores han demostrado la conversión a escala de laboratorio y han logrado producir varios gramos de etileno en cada reacción. El objetivo, no obstante, es escalar la tecnología para conseguir varias toneladas de este material y así hacer el proceso viable comercialmente.
“Queremos que el ciclo sea energéticamente sostenible, que se puedan alcanzar las emisiones cero de carbono o incluso emisiones negativas, para lograr así reducir la presencia de CO2 en la atmósfera”, concluye este investigador español.
“Como grupo, estamos muy motivados para desarrollar tecnologías que nos ayuden a hacer realidad el desafío global de un futuro carbono neutral”, añade Ted Sargent, al frente del grupo de esta investigación, en un comunicado.
De hecho, con esta misión decidieron participar en una competición mundial, el NRG Cosia Carbon XPrize, dotada con 20 millones de dólares, que desafía a industria y científicos a lograr formas de capturar las emisiones de CO2 en fábricas y convertirlas en productos de valor, desde materiales para la construcción, hasta fueles de baja emisión, proteínas nutritivas o nanomateriales.
Convocado hace dos años, se presentaron 38 equipos de los cinco continentes de los que el panel de jueces de la competición ha elegido diez, entre ellos este proyecto de la Universidad de Toronto para obtener plásticos a partir de la polución y la energía solar.
“Si conseguimos escalar el proceso del laboratorio a una fábrica, podríamos eliminar el CO2 de la atmósfera y también empezar a producir plásticos de forma más respetuosa con el medio ambiente”, considera García de Arquer. Las empresas podrían instalar estos catalizadores en sus instalaciones, dirigir hacia ellos el gas que producen como resultado de su actividad y obtener etileno. “Además de generar un ciclo de carbón neutral, las empresas podrían incluso vender ese etileno a otras empresas, por lo que generarían valor”, añade.
Fuente: lavanguardia.com