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La tecnología es la nueva aliada de los ingenieros frente a los terremotos (y de los ciberdelincuentes)

La tecnología permite que los delincuentes estafen en momentos tan duros como después del terremoto en Japón. Afortunadamente también es posible hacer el bien con los avances de nuestros tiempos

Vivimos tiempos complejos. A los estragos que causan los terremotos de toda la vida, se suman ahora los daños que los delincuentes agregan al desastre, valiéndose de las redes sociales y de la tecnología omnipresente y creciente de nuestra era. En X hay estafas que se aprovechan del miedo a un megaterremoto en Japón para robar datos de los usuarios. Tan grave es la situación que el Gobierno nipón intervino y pidió formalmente a la plataforma propiedad de Elon Musk que tome cartas en el asunto.

Pero el veloz movimiento de la cosa tecnológica, y la presencia de quienes la usan para el bien, también puede ayudarnos a prepararnos mejor frente a las amenazas de la naturaleza; por supuesto, con inteligencia artificial. Grandes palacios, preciosos edificios históricos y barrios enteros son “sacudidos” a propósito. Gracias a la tecnología, podemos satisfacer nuestra necesidad de certidumbre, incluso a gran escala, en caso de terremoto. Con el uso de la inteligencia artificial generativa, podemos imaginar los daños y las operaciones de prevención, rescate y reconstrucción con mayor precisión y rapidez, pintando escenarios con diferentes matices de pesimismo.

Delincuentes roban datos después del terremoto en Japón

Según informa Bleeping Computer los delincuentes están publicando falsos anuncios en video de sucesos alarmantes en el antiguo Twitter con el objetivo de estafar a los usuarios, redirigiéndolos a sitios web o navegadores maliciosos. Más concretamente, de acuerdo con las denuncias de los usuarios, los estafadores habrían empezado a hacer circular en la plataforma mensajes falsos con información sensible sobre un ataque de las fuerzas ucranianas en Kursk o el terremoto de Nankai Trough en Japón, con el fin de convencer a los usuarios de que se enlacen a sitios web maliciosos para obtener más información al respecto.

Los mensajes son muy creíbles. “Información de emergencia sobre el megaterremoto de Nankai Trough: ¿a qué debemos prestar atención a partir de ahora? Todo está resumido en este artículo. Por favor, léalo atentamente y planifique su agenda”, reza uno de los tuits que acompañan a los videos marcados como “contenido sensible”. Una estrategia útil para convencer a las víctimas de que hagan clic en la imagen de previsualización del contenido para verlo y redirigirlas a sitios de estafas, utilizados por los delincuentes para robar los datos sensibles de los usuarios y/o malversar dinero. Así pues, al saltarse los sistemas de verificación de contenidos de X, los estafadores pueden aprovechar al máximo la sensación de alarma que reina en Japón, afectado por un terremoto de magnitud 7.1 el pasado jueves, para hacer caer a los usuarios en su trampa.

La intervención del gobierno

Hace tan sólo unos días, de hecho, la Agencia Meteorológica japonesa dio la voz de alarma ante la posibilidad de que se produjera un megaterremoto en la zona de Nankai Through. Desde entonces, X se ha poblado literalmente de mensajes falsos relacionados con esta advertencia (alrededor de 70,000 entre el jueves 8 y el viernes 9 de agosto), hasta el punto de que el Ministerio de Asuntos Internos y Comunicaciones ha pedido a la plataforma que tome las medidas oportunas para contener la desinformación.

Para colmo, muchos de estos mensajes enlazan a sitios fraudulentos, lo que complica aún más la vida de los usuarios, que corren el riesgo de ser víctimas de un robo de datos mientras buscan aclaraciones sobre un suceso de seguridad nacional. Por el momento, sin embargo, X no ha hecho ninguna declaración al respecto. Y los mensajes parecen seguir poblando la plataforma. ¿Qué hará entonces el gobierno japonés para intentar limitar los daños?

La IA puede ayudar frente los terremotos

Como señalamos, la tecnología de nuestros tiempos también puede jugar en positivo ante los terremotos que con toda seguridad seguirán ocurriendo. Esta oportunidad fue demostrada por China durante la 18ª Conferencia Mundial de Ingeniería Sísmica (WCEE 2024), celebrada este año en Milán a principios de julio. Lo hizo partiendo de dos hechos que pueden sonar familiares: el aumento y la imprevisibilidad de los terremotos, y la falta de técnicos jóvenes y especializados. Según Xinzheng Lu, experto de la Universidad Tsinghua de Pekín, en el diseño antisísmico, la IA generativa nos libera de los datos históricos y de los modelos empíricos, que son demasiado escasos y poco representativos de la realidad. Con su intervención, las simulaciones con base en la física se vuelven mucho más eficaces, fiables y precisas: mejor centrarse en ellas, por tanto, ya que también son convenientemente generalizables.

“Partiendo de millones de dibujos y de la experiencia humana, genera diseños estructurales desde cero para varios casos nuevos, teniendo en cuenta restricciones de diversa índole, incluidas las relativas a distintas disciplinas o campos”, explica Lu. Con un solo clic, todo un equipo interdisciplinario virtual se pone manos a la obra, “destrozando un edificio” en la fase de diseño, para que no se venga abajo en caso de terremoto.

Lu muestra paso a paso cómo optimizar los elementos verticales y horizontales, los muros y los pilares, también a la luz de las preferencias, las condiciones límite y las limitaciones, tanto sísmicas como económicas. Se detiene especialmente en el costo de los materiales “que la IA generativa puede minimizar como lo hace un ingeniero con 30 años de experiencia, pero más rápido”.

En las simulaciones, rascacielos futuristas se elevan hacia el cielo y se desploman más o menos “bien” en cuestión de segundos. Los barrios ultramodernos, diseñados en un escritorio, se hacen eco casi con encanto de los temblores de un terremoto imaginario. Pero hay ciudades donde muchos edificios son antiguos y datan de antes de 1970, por ejemplo. “La IA generativa también puede mejorar la estabilidad de edificios antiguos y de valor histórico de la forma menos impactante y menos costosa posible”.

Cómo construir ciudades resilientes

Partiendo de un diseño original de un edificio y simulando su derrumbe, incluso la inteligencia artificial “antigua” por sí sola “puede reducir la probabilidad de daños en un 15% y el costo material en un 11%”, explica Lu, haciendo hincapié en la”resiliencia”. Garantizar la eficiencia y la seguridad casi en el mismo “tiempo real” es de suma importancia, tanto para edificios individuales como para toda una ciudad. En el primer caso, la IA permite analizar más opciones estructurales con más materiales, cuantificar su estabilidad e identificar los puntos críticos. A escala de una ciudad o metrópolis, gracias a su facilidad con los modelos y parámetros, responde a preguntas cruciales.

¿Qué edificios sufrirán más daños? ¿Cómo organizar los primeros auxilios? ¿Desde dónde reconstruir? La IA es capaz de considerar múltiples variables, incluida la trayectoria de los escombros durante un derrumbe, para orientar mejor a quienes evacuan barrios enteros y ayudar a salvar a más personas. Lu señala que mediante precisas animaciones 2D y 3D se pueden “ver como en una película los daños causados a cada edificio por un hipotético terremoto en tu ciudad, momento a momento. Y hace que algunos mecanismos sean mejor comprendidos incluso por los profanos, por ejemplo cómo influye la densidad de población en la resistencia de una ciudad”.

Lo que se aplica a los terremotos, según Lu, también se aplica en el caso del viento, los incendios y las pandemias, en este caso para distribuir mejor los centros sanitarios. Gracias a la IA, sin embargo, no basta con exportar el modelo de terremotos y aplicarlo a otras catástrofes. Se puede aspirar a una simulación multiriesgo para evaluar la resiliencia de edificios y comunidades ante múltiples peligros, “independientemente de los datos históricos y de forma estandarizada”. Nunca estaremos preparados para todo, pero la IA generativa parece que podría hacernos, y hacernos sentir, menos desprevenidos.

Fuente: es.wired.com