Los hijos de los milenials son los primeros niños completamente digitales, están acostumbrados a la inmediatez y manejan los dispositivos tan bien como sus padres, que todavía guardan sus viejas PlayStation 3 como oro en paño
Celia cumplió 7 años la semana pasada, pero es capaz de manejar la tableta con la misma habilidad que sus padres. O puede que más. Pasa de una aplicación a otra en cuestión de segundos y desliza los dedos a toda velocidad por la pantalla mientras intenta superar un videojuego que se juega al ritmo de la música que suena. Su madre, Ester, la observa desde la alfombra del salón en la que está sentada. Tiene 36 años, y cuando rondaba la edad de su hija lo más parecido a un iPad que había en su casa era una pesada tele de tubo. Corría 1996; en España solo había unos 350.000 usuarios anuales de internet, la primera PlayStation apenas llevaba unos meses ocupando los estantes del Alcampo y el ‘Hostal Royal Manzanares’, de Lina Morgan, reinaba las noches de los jueves con un 46,1% de share.
Ahora Ester y Celia comparten el mismo espacio, pero no la misma mirada. Lo que para la primera fue una lluvia de revoluciones tecnológicas agolpadas a lo largo de tres décadas, para la segunda es, simplemente, la normalidad.
«¿Por qué ahora tenemos teles normales y corrientes con internet y aplicaciones y vosotros no las teníais?», pregunta la niña. «Porque las tecnologías han cambiado, y lo normal para nosotros era que en las teles solo se pudiesen ver seis o siete canales», responde la madre; mientras Celia, con los ojos bien abiertos, parece intentar visualizar una realidad que, aunque parezca mentira, queda ya bastante lejana.
La niña forma parte de la generación alfa, la de los nacidos a partir de 2010, hijos de esos milenials que, en la adolescencia, vieron cómo los plúmbeos Nokia 3210 eran desterrados por los inteligentes iPhone; y cómo las redes sociales, con Tuenti y Facebook a la cabeza en España, empezaban a cambiar la forma en la que nos relacionamos. Celia, en cambio, solo conoce un mundo hiperconectado en el que parece que cualquier pregunta o solicitud puede tener respuesta de forma inmediata. Ya no hace falta escribir cartas, porque en el móvil está instalado el WhatsApp.
De la Game Boy a la Switch
«Estamos hablando sobre una generación sobre la que aún existen muchas dudas. No se ha publicado demasiada literatura y estudios al respecto y todavía son muy pequeños», explica a ABC Iñaki Ortega, director general de la agencia Llorente y Cuenca en Madrid, profesor en UNIR y autor de libros centrados en el análisis de los milenials y los zeta, que son los que nacieron entre 1996 y 2010. En el futuro espera dedicarle otro a los alfa; por lo pronto, señala que se trata de una generación que destaca, especialmente por la necesidad de la inmediatez. De la celeridad.
«Se les llama mucho la generación ‘touch’, por haber crecido con las pantallas táctiles. Tienen una relación muy directa con la tecnología: todo lo que desean lo esperan conseguir al instante, porque están acostumbrados a que internet funcione así«, apunta el experto.
Y es posible que sea así, o al menos esa es la sensación que a uno se le queda después de charlar un rato con Lucas, que es el hermano de Celia y tiene 10 años. Mientras habla, el niño sostiene en la mano su Nintendo Switch, que le encanta, pero si tiene que elegir en qué jugar a videojuegos, él lo deja claro: «Con lo que más me gusta jugar es con la tableta». Y es lógico: en la tableta puede saltar de un juego a otro o de un vídeo a una canción sin esperas. En la consola, salvo que el título esté descargado, aún hay que levantarse, coger el cartucho e insertarlo.
«No tiene nada que ver con cómo jugábamos en nuestra época», observa su padre, Diego, que todavía conserva conectada a la televisión del salón su vieja PlayStation 3 de 2006; bien cerca de un buen puñado de videojuegos entre los que se encuentran clasicazos como el primer ‘Borderlands’ o el ‘God of War 3’, para los que no hace falta red. Ester, a su lado, muestra su vieja Game Boy de pantalla verde y con un cartucho de ‘Super Mario’ insertado, que es con lo que comenzó a jugar. Y como ella, muchos otros, porque es una de las máquinas más populares de la historia con más de 118 millones de unidades comercializadas desde su lanzamiento en 1989.
Tanto a Celia como a Lucas les encanta matar el rato en YouTube. «Es muy fácil que pierdan la noción del tiempo. Les dices que pueden usarlo cinco minutos y, cuando te quieres dar cuenta, ha pasado una hora y ni se han enterado», señala el padre. También comenta que intentan que los niños no tengan contacto con sus teléfonos. «Ya nos han preguntado alguna vez cuándo van a tener un móvil, pero tampoco son muy insistentes con el tema», añade Ester, que no tiene intención de darles uno hasta los 12 años. Una decisión algo más prudente que la media: según un estudio de Unicef, la edad promedio para tener el primer ‘smartphone’ es de 10,9 años.
IA para estudiar… y para charlar
Ni a Lucas ni a Celia les interesan las redes sociales. Con YouTube, en principio, tienen suficiente. Pero eso no se cumple en muchos otros alfa. Sobre todo en los que ya están más crecidos. Ese es el caso de Victoria, que está a punto de cumplir los 13 años, pero a los 9 ya le andaba «suplicando» a sus padres que le dieran un móvil. Finalmente, a los 11 se hizo con un viejo Huawei.
«Mis compañeros de clase tienen iPhone y Samsung, yo quiero un móvil nuevo, pero de momento nada de nada», explica la adolescente. Actualmente, la única red social que le permiten tener sus padres es WhatsApp. TikTok lo tiene descargado, pero sin cuenta propia. Con todo, entra dentro de ese 61% de menores que usan actualmente la ‘app’ china, de acuerdo con un informe de Qustodio.
A pesar de las restricciones, Victoria tiene unos conocimientos tecnológicos más profundos que los de muchos adultos. Y es que empezó a trastear con los ‘gadgets’ bien temprano: «En el colegio ya nos daban tabletas en primaria y hacíamos proyectos en el ordenador con internet». Ahora navega sobre todo en YouTube para buscar música y ve la mayoría de las películas en plataformas de ‘streaming’. También le gusta jugar, mucho. Como Lucas, tiene la Nintendo Switch, pero prefiere jugar en su móvil: «El móvil me resulta muy cómodo. Juego a cosas como ‘Fortnite’, antes jugaba todos los días, pero ahora menos», dice Victoria.
La adolescente también usa ChatGPT y Gemini, que es la IA de Google. Normalmente, para entender mejor los deberes, «pero sin copiar nada». También le gusta charlar con la máquina. «Tengo a ChatGPT en WhatsApp, y cuando me aburro le pregunto cómo está y me pongo a charlar con él, como con un amigo», dice Victoria.
Su hermana Carlota nació en 1997, y aunque se encuentra en la frontera entre los milenials y los zetas se siente «muy ‘boomer’«, porque la tecnología no es lo suyo. »Aún me acuerdo de cuando usábamos los SMS y Messenger para chatear y del Hotmail para mandar correos. Si mi hermana ahora quiere estar en TikTok, en mi época yo me tenía que pelear con mis padres para estar en Facebook«, recuerda. Y no necesita estar a la última, hasta hace dos días llevaba un iPhone 8 de 2017 en el bolsillo. Sigue conservando su discman y algunos CD y VHS de la infancia; y se acuerda bien de lo que era ir al videoclub y grabar cintas. Todo muy milenial.
Fuente: abc.es
Deja una respuesta