Irremediable desaparición de todo lo que se publicó en los primeros años de internet
En 2005 el estudiante Alex Tew tuvo una idea millonaria.
El joven de 20 años de edad estaba pensando en cómo pagar por sus estudios para obtener un título de negocios.
Estaba preocupado de que el sobregiro que tenía en su cuenta bancaria se multiplicara.
Así que escribió en un cuaderno: «Cómo convertirse en millonario».
Tan solo 20 minutos después se le ocurrió la respuesta: crear un sitio web llamado The Million Dollar Homepage.
El modelo del sitio era obscenamente simple. En él había un millón de píxeles de espacio publicitario, que estaban disponibles para comprar en bloques de US$100 a US$1 por píxel.
Una vez que los comprabas, eran tuyos para siempre.
Cuando se vendiera el millonésimo píxel, Tew sería un millonario. Al menos ese era el plan.
El boca a boca
La página de inicio de Million Dollar fue lanzada el 26 de agosto de 2005, después de que Tew hubiera gastado la gran suma de US$50 en el registro del dominio y la configuración.
Los anunciantes compraron píxeles y proporcionaron un enlace, una pequeña imagen y unas líneas de texto para cuando el cursor se desplazara sobre su imagen.
Después de poco más de un mes, gracias a la difusión boca a boca y a la creciente atención de los medios, la página de inicio de Tew recaudó más de US$250.000.
En enero de 2006, los últimos 1.000 píxeles se vendieron en una subasta por US$38.100.
Tew había hecho su millón.
Dinosaurio online
La página de inicio de Million Dollar todavía está en línea, casi una década y media después de su creación.
Muchos de los clientes (entre los que se incluyen el periódico The Times de Reino Unido, el servicio de viajes Cheapflights.com, el portal en línea Yahoo! y el dúo de rock Tenacious D) han tenido 15 años de publicidad por ese pago único.
El sitio todavía tiene varias miles de visitas diarias, por lo que probablemente haya sido una muy buena inversión.
Tew, quien ahora dirige la aplicación de meditación Calm, pudo pagar sus deudas y hasta le sobró dinero.
Pero además la página de inicio que creó también se ha convertido en otra cosa: un museo viviente de una época anterior de internet.
Quince años pueden no parecer mucho tiempo, pero en términos de internet es como una era geológica.
Un 40% de los enlaces en la página de inicio de Million Dollar Pixel ahora están vinculados a sitios muertos. Muchos de los otros ahora apuntan a dominios completamente nuevos, pues su URL original fue vendida.
Esa página de inicio de Million Dollar es una muestra de que la decadencia de este período inicial de internet es casi invisible.
Antes de la web, el cierre de, digamos, un periódico local a menudo recibía una amplia cobertura.
En contraste, los sitios en línea mueren, muchos de ellos sin pena ni gloria. Tal es así que puede que solo te enteres al hacer clic en un enlace y toparte con una página vacía.
¿Qué pasa con lo escrito, cantado, dibujado…?
Un ejemplo de esas muertes sin fanfarria fue el cierre de los sitios de música de la pionera AOL en abril de 2013.
El trabajo colectivo de docenas de editores y cientos de colaboradores de muchos años desapareció abruptamente.
Poco queda de todo ello, aparte de un puñado de artículos guardados porInternet Archive, una fundación sin fines de lucro con sede en San Francisco creada a fines de la década de 1990 por el ingeniero informático Brewster Kahle.
Es el grupo más prominente entre las organizaciones de todo el mundo que intentan rescatar algunos de los últimos vestigios de la primera década de la presencia de internet antes de que desaparezca por completo.
«Si no fuera por ellos, no tendríamos nada» del material inicial, dice Wendy Hall, directora ejecutiva del Web Science Institute de la Universidad de Southampton.
«Si Brewster Kahle no hubiese creado el Internet Archive y hubiese comenzado a guardar cosas, sin esperar el permiso de nadie, lo hubiésemos perdido todo».
Hall señala que los archivos y las bibliotecas nacionales tienen experiencia en archivar libros, periódicos y publicaciones periódicas porque la impresión ha existido durante siglos.
Pero la llegada de internet y la rapidez con la que se convirtió en un medio masivo de comunicación y expresión puede haberlos tomado por sorpresa.
«La Biblioteca Británica, por ejemplo, recibe una copia de todos los periódicos locales publicados», explica.
Pero, a medida que los periódicos han pasado del papel a la web, el archivo toma una forma diferente.
¿Quién va a pagar la cuenta?
Un problema importante al tratar de archivar lo que se publica en internet es que nunca se queda quieto. Cada minuto, cada segundo, más fotos, videos, textos y más se agregan a la montaña de información.
Si bien el almacenamiento digital ha bajado drásticamente de precio, archivar todo este material todavía cuesta dinero.
«¿Quién va a pagarlo?», pregunta Hall. «Producimos mucho más material del que solíamos generar».
Jason Webber, quien trabaja en el área de archivo web de la Biblioteca Británica, dice que el problema es mucho más grande de lo que la mayoría de las personas creen.
«No se trata solo del material inicial. La mayor parte de internet no está siendo almacenada», dice.
«Internet Archive comenzó a crear páginas de archivos en 1996. Eso es 5 años después de que se crearon las primeras páginas web. No hay nada de esa era que haya sido copiado de la web en vivo».
Incluso la primera página web establecida en 1991 ya no existe. La página que aparece en el World Wide Web Consortium es una copia realizada años después.
«Creo que ha habido un nivel muy bajo de conciencia de que falta algo», dice Webber.
«El mundo digital es muy efímero, miramos nuestros teléfonos, las cosas cambian y realmente no lo pensamos. Pero ahora la gente está cayendo en cuenta de cuánto podríamos estar perdiendo».
Lo menos público
Webber subraya que el material que las organizaciones tienen derecho a reunir es el que se puede ver públicamente.
Una cantidad aún mayor de datos cultural o históricamente importantes se encuentra en los archivos de las personas.
Y pocos los guardamos para la posteridad.
Consideramos que el material que publicamos en las redes sociales es algo que siempre estará allí, a solo un clic del teclado.
Pero la reciente pérdida de unos 12 años de música y fotos en el sitio social pionero MySpace, que alguna vez fue el sitio más popular en Estados Unidos, muestra que incluso el material almacenado en el sitio más grande puede no estar seguro.
Ni siquiera los servicios de Google son inmunes. Google+, el intento del gigante de la búsqueda de imponer una red social que rivaliza con Facebook, cerró esta misma semana.
¿Habrán hecho copias de seguridad de las fotos y los recuerdos que compartieron todos sus usuarios?
«Poner tus fotos en Facebook no es archivarlas, porque un día Facebook no existirá», dice Webber.
Historia sesgada
Si tienes alguna duda sobre la naturaleza temporal de la web, tómate unos minutos para navegar a través de la página de inicio de Million Dollar. Es una prueba de cuán rápido se está desvaneciendo nuestro pasado en línea.
Hay otra cara a la pérdida de datos.
Hall, de la Universidad de Southampton, señala que no archivar historias de sitios web de noticias podría llevar a una visión selectiva de la historia.
Los nuevos gobiernos podrían optar por no guardar historias o archivos que no les son favorables, por ejemplo.
«Tan pronto como hay un cambio de gobierno, los sitios se cierran», dice Jane Winters, profesora de humanidades digitales en la Universidad de Londres. «O piensa en los sitios de campañas electorales, que por su naturaleza están configurados para ser temporales».
A veces los sitios que se pierden hacen eco de cambios aún más sísmicos, como las muertes y nacimientos de las propias naciones.
«Sucedió con Yugoslavia: .yu era el dominio de nivel superior para Yugoslavia y eso terminó cuando la república se derrumbó. Hay un investigador que está tratando de reconstruir lo que había antes de la ruptura», cuenta Winters.
«Lo político a menudo está ligado a lo técnico», agrega.
Claro que este problema tan moderno tiene antecedentes.
«Siempre hemos tenido que lidiar con los vacíos en los registros históricos, sabemos de algunos de ellos pero de otros, simplemente no tenemos idea».
Fuente: BBC