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Galardona Comunidad Europea a tecnóloga española que llena de sensores al mundo

Como el insecto al que hace referencia el nombre de la empresa, los sensores de Libelium llevan 12 años volando a ciudades de todos los continentes. Esta multinacional zaragozana presente en 120 puntos del mundo y que factura seis millones de euros al año fabrica dispositivos que almacenan y transmiten datos de lo que se les pida: desde las condiciones del hábitat de las ballenas en Alaska, hasta el nivel de agua de la mayor empresa cárnica en Australia, pasando por las necesidades de un viñedo en España y el número y movimientos de los visitantes de una feria en Reino Unido.

Alicia Asín es su cofundadora y acaba de recibir el segundo premio para mujeres Innovadoras que entrega la Comisión Europea por su trabajo en el campo de las smart cities (ciudades inteligentes). “Hace unos años dije que España era el Silicon Valley de las smart cities y lo mantengo. Creo que con la crisis se crearon unas condiciones que favorecieron la innovación y ahora esas empresas son las que suenan a nivel internacional. Y creo que esto ha pasado en España más que en otros países europeos”, explica al otro lado del teléfono. Libelium exporta el 90% de sus productos al extranjero.

Contraria a los grandes titulares, la directiva prefiere hablar sobre lo que ya aporta el llamado Internet de las Cosas (la conexión de objetos cotidianos con la red) en los asentamientos urbanos. “Cada vez vamos a ver más cómo los gobernantes rendirán cuentas a través de los datos. O bien servirán para involucrar a los ciudadanos en la búsqueda de soluciones o bien para justificar las decisiones, como por ejemplo, los cortes de tráfico por motivos medioambientales”, apunta. La empresaria cita a Barcelona y Málaga en España como dos ejemplos de ciudades que se han puesto las pilas en nuevas tecnologías y Singapur y Dubai como dos proyectos globales a los que seguir la pista. “He visto cómo ha aumentado la implicación de los ayuntamientos en los últimos siete años. Ahora ya no sacan concursos para implementar miles de sensores a 20 euros cada uno, no tiene sentido que haya un sensor en cada poste, sino que empieza a haber una planificación integral”, asegura.

Asín advierte de que no saldremos un día a la calle a encontrarnos de golpe con la ciudad del futuro. “La innovación que se hace en las ciudades es la más pública del mundo. Un laboratorio puede estar investigando la vacuna más revolucionaria y a lo mejor no te enteras de nada en 15 años, porque no te van informando de cada paso que dan y cada error que cometen, pero en las ciudades cualquiera lo ve, para empezar porque igual hay que cortar una vía para instalar los sensores en las farolas”, señala. La empresaria puntualiza que los políticos tienen que aprender a gestionar las expectativas y no anunciar a bombo a platillo la instalación de un sistema en una fase inicial.

La seguridad es el tema que más preocupa a los usuarios cuando piensan en compartir información en una nube, a lo que Asín responde que la mayoría de los problemas vienen derivados de que no se siguen los protocolos que ya existen. “Algo tan dramático como el WannaCry (un virus que causó caos global el 12 de mayo de 2017) sucede porque no cambiamos las contraseñas que vienen por defecto en los dispositivos”, recalca. A juicio de Asín, la responsabilidad de la seguridad debe estar compartida entre el fabricante que debe incorporar elementos de cifrado, los integradores de sistemas que tienen que poner en práctica estos protocolos y los usuarios, que deben exigir la misma responsabilidad en la seguridad que la que exigen, por ejemplo, en la duración de una batería.

Como mujer y directiva en el mundo de la tecnología, Asín no cree en la discriminación positiva, pero sí siente la responsabilidad como ejemplo para las generaciones futuras y participa en un programa para dar charlas en los colegios y normalizar el papel de las jefas. Asegura que le llegan bastantes mensajes por redes sociales de padres que le cuentan que ponen sus vídeos a sus hijas para que vean dónde pueden llegar. “En el equipo de ingenieros solo hay una mujer porque no tenemos más currículums, pero en el equipo directivo somos cuatro mujeres y tres hombres. Yo he tenido dos hijas y entiendo lo que se pasa en un embarazo y que eso no te resta compromiso con la empresa, así que yo digo: hablemos de teletrabajo, hablemos de manejar la baja maternal de forma razonable”.

Fuente: elpais.com