Dos fallos en los paracaídas amenazan con posponer la europea misión ExoMars a Marte
La misión espacial europea ExoMars2018 pasó a ser ExoMars2020 y ahora, los fallos en las últimas pruebas realizadas con el paracaídas amenazan con tener que rebautizarla como ExoMars2022. Así lo ha reconocido a este diario la Agencia Espacial Europea (ESA) que, junto a la agencia rusa, Roscosmos, trabaja desde hace años en el desarrollo de un sofisticado vehículo robótico (rover) que buscará indicios de vida pasada y presente Marte con un taladrador que, por primera vez, permitirá obtener muestras de su suelo de hasta dos metros de profundidad.
El plan es lanzar el rover (bautizado con el nombre de Rosalind Franklin en homenaje a esta científica inglesa) y una plataforma terrestre científica (Kazachov) entre el 25 de julio y el 13 de agosto 2020 desde el cosmódromo ruso de Baikonur para que lleguen a Marte en marzo de 2021.
La primera prueba del sistema de descenso fue realizada con éxito el año pasado utilizando un helicóptero, que desplegó correctamente el paracaídas principal, de 35 metros de diámetro, a una altitud de 1,2 kilómetros. El pasado 28 de mayo se ensayó por primera vez la secuencia con los cuatro paracaídas a una altitud de 29 kilómetros, siendo lanzados en esta ocasión desde un globo de helio. Aunque los mecanismos de los paracaídas se activaron correctamente y se completó la secuencia, los componentes sufrieron algunos daños, según la ESA
Tras realizar una inspección y acometer cambios en el diseño se hizo otra prueba el pasado 5 de agosto, en esta ocasión centrándose de nuevo en el paracaídas principal, que es el más grande que se va a mandar a Marte. De nuevo las primeras fases del descenso fueron bien pero se produjo un fallo en la parte final.
«En caso de otro fallo en las pruebas del paracaídas no habría oportunidad de cualificar el sistema a tiempo. Como la principal prioridad de la ESA es que la misión sea un éxito, el lanzamiento en julio de 2020 no sería viable», señalan a EL MUNDO François Spoto, jefe del equipo ExoMars, y Nico Dettmann, jefe del grupo de desarrollo de proyectos de la ESA.
En el caso de que se aplazara la misión, añaden a través de un correo electrónico, «un lanzamiento posterior tendría que ser debatido y habría que llegar a un acuerdo entre todos los miembros del proyecto, entre los que figuran los países que forman parte de la ESA y sus socios internacionales».
Una misión en dos fases
La misión ExoMars, cuyo coste estimado en la parte europea se incrementó de los 1.300 a los 1.500 millones de euros actuales, se ha concebido en dos fases. La primera, puesta en marcha en 2016, constaba a su vez de dos componentes: una sonda (Trace Gas Orbiter,TGO) que fue puesta en la órbita marciana con éxito ese año y está analizando los gases traza y el metano, y una nave de prueba (Schiaparelli) que se estrelló en octubre de 2016 al intentar amartizar.
Con el módulo Schiaparelli, que llevaba algunos instrumentos para hacer ciencia durante unos días, se ensayaba el delicado aterrizaje del caro rover que iría dos años después, en 2018. No salió bien pero los ingenieros de la ESA defendieron que precisamente se trataba de probar el complicado amartizaje, que sólo la NASA ha logrado hasta ahora completar con éxito con sus rovers Spirit, Opportunity y Curiosity. El aumento del coste previsto amenazó con cancelar la misión, pero finalmente los países de la ESA accedieron a seguir financiándola.
Asimismo, la misión fue pospuesta de 2018 a 2020 debido al retraso en el desarrollo y entrega de los componentes y de los instrumentos científicos. De cara a acortar el viaje y ahorrar combustible, las misiones se lanzan cuando la Tierra y Marte se encuentran en las posiciones más favorables, lo que ocurre cada 26 meses aproximadamente. Por ello, cualquier aplazamiento obliga a esperar un par de años.
Por otro lado, las pruebas e integración del rover Rosalind Franklin marchan según lo previsto así que los responsables de la ESA no descartan todavía que la misión pueda lanzarse en la fecha prevista. Todo dependerá del os paracaídas. Según explica Francois Spoto, en la agenda hay previstos otros dos test del sistema de descenso, en noviembre de 2019 y 2020: «La ESA se muestra confiada en que es posible incorporar más mejoras efectivas en el diseño a tiempo».
Fuente: elmundo.es